El texto acordado por PSC, ERC, Junts y los comuns en el Parlament, el acuerdo que reconoce por primera vez el castellano como lengua de uso en la escuela, trae cola y la seguirá trayendo. Quim Torra estalló, "No en mi nombre". Lluís Llach, en la misma línea, "Un día de vergüenza nacional", Pilar Rahola, "humillación, rendición, vergüenza..." Y así tantas y tantas voces del independentismo ante un acuerdo que ha dejado a todo el mundo fuera de lugar y sin entender nada. Críticas por todas partes contra la iniciativa, muchas figuras públicas lamentándolo e incredulidad.

La exconsellera de Ensenyament, Irene Rigau, ha sido una de las artífices que ha cocinado el acuerdo de ERC, Junts, PSC y los comuns por el acuerdo que ayer se firmó para blindar el catalán en las escuelas. A pesar de todo, la letra de este pacto ha generado muchas discrepancias, un descalabro dentro del independentismo, para afianzar el catalán como lengua "normalmente utilizada como vehicular y de aprendizaje" pero añade que también se utiliza el castellano en la enseñanza en los términos que fije los proyectos lingüísticos de cada centro. Rigau, sin embargo, afirma que no es así: "Esta propuesta que se presentó ayer mantiene la inmersión lingüística de una manera total y no puede ser que estemos diciendo mentiras y desorientando a la gente y diré el por qué, ya que esta propuesta actualizaba la ley de normalización lingüística que era una ley del 98, que era una ley pre-estatutaria y la inmersión, la definición de escuela catalana, de acogida de los inmigrantes... Todo eso está en la LEC y queda intacto", en declaraciones a Aquí Cuní de Ser Catalunya. No ha sido el único programa donde ha ido esta mañana del viernes. También ha estado en Els Matins de TV3.

Lídia Heredia e Irene Rigau / TV3

La antigua consellera de Ensenyament ha seguido explicando, argumentando y defendiendo los puntos principales del pacto que se ha presentado. "Yo no soy del mundo de los tuits y es muy difícil gobernar desde el mundo de los tuits porque un tuit puede desestabilizar un grupo. El tuit del president Quim Torra me sorprendió mucho y me supo mal", ha dicho en el programa del Cuní. ¿Y en Els Matins? Rigau ha dicho cosas como que "No soy ni diputada ni hablo en nombre de ningún partido porque no es mi situación actualmente. Lo que sí he defendido siempre es que el catalán es la lengua de todos, en el momento que se haya podido interpretar que el catalán era más la lengua de los independentistas creo que se tendría que haber corregido esta tendencia, que el catalán tenía que ser la lengua de todos, que teníamos que recuperar este consenso de normalización lingüística y que la lengua tiene diferentes vertientes: de aprendizaje, de sentido de pertenencia y de cohesión social. Últimamente hemos hablado más de la lengua catalana y la escuela como herramienta de confrontación y judicialización. A menudo miramos esta cuestión con gafas pre-estatutarias".

Irene Rigau / TV3

Hablando de gafas, la exconsellera, como muchos de nosotros, las lleva para ver mejor. Pero a la hora de marcharse del plató de Els Matins no se ha fijado por donde iba. El caso es que Lidia la despide porque se tiene que marchar antes de tiempo. La esperan en RAC1: "Gracias por venir a Els Matins y buenos días". Ella recoge el guante recordando "No se toca la inmersión, ¿queda claro?", mientras va recogiendo los papeles de encima de la mesa. 10 y 12 minutos de la mañana. Heredia se dirige a los espectadores para hablar de otro tema y por detrás suyo pasa Irene Rigau. La presentadora alucina, "ay, señora Rigau, no pasa nada, no pasa nada". Rigau se detiene y no sabe de qué le habla: "¿¿Qué he hecho??". Y Lidia: "Quiere salir por la tele pasando por detrás mío, pero no pasa nada, la tele es esto". Respuesta de la exconsellera, mientras no sabe si seguir o volver atrás: "es falta de práctica, como tenía prisa en RAC1, tenía la sensación de que sería más corto". Y Lidia: "Sí, porque si no, el Jordi Basté..."

 

Rigau tenía prisa y ha ido al grano saliendo por donde le parecía el camino  más corto... Quizás algunos dirán que es una metáfora de lo que han hecho los partidos con el acuerdo sobre la lengua.