Nueva humillación y discriminación de la Iglesia contra los homosexuales. Nueva demostración vergonzosa y abyecta de esta institución que ya no sorprende a nadie, pero que cada vez que dice o hace alguna de este tipo, como ha vuelto a pasar, vuelve a generar una avalancha de indignación. No por sabida su homofobia dejar de provocar reacciones furibundas.

Felipe VI y el Papa Francisco / TV3

La última ley del Vaticano prohíbe bendecir a parejas homosexuales porque dice que su amor no es humano. Una afirmación que ha escandalizado al colectivo y muchos ya hablan de insumisión, como en Alemania, donde centenares de sacerdotes han desobedecido y han seguido bendiciendo a parejas homosexuales. TV3 informaba este jueves de esta noticia que tendría que movilizar a la sociedad de manera masiva. Explicaban los servicios informativos que en Catalunya también se bendicen parejas homosexuales, "pero a escondidas y con el miedo de muchos mosenes y religiosos a ser expulsados". Doctrinas feudales en el siglo XXI. El 3/24 mostraba testimonios imprescindibles, como el del sacerdote y funcionario de la curia Krzysztof Charamsa, que proclamó a todo el mundo su amor con Eduard Planes. Charamsa abandonó el Vaticano y empezaron una vida juntos en Badalona. "Estamos perseguidos y discriminados" y denuncian que no ha cambiado nada con el nuevo papa: "Todo continúa igual".

Krzystof Charamsa y Eduard Planas / TV3

Año 2021 y seguimos asistiendo a noticias como esta. Inmediatamente, muchas personas han dicho la suya, algunos, mordiéndose la lengua, pero diciéndolo todo, como el músico Manu Guix, que sacaba fuego por las muelas:

Uno de los que las ha visto de todos los colores y ya no se sorprende, es Lluís Llach. El cantautor catalán ha preferido tirar de sarcasmo con un comentario marca de la casa que ha recibido respuesta por parte de la red. Y es que a veces, más vale tomárselo con ironía, como hace él, para apaciguar los instintos primarios que nos provocan las miserables decisiones que provienen de la Iglesia tan a menudo. Sólo le han hecho falta seis palabras para responder. Aunque nos vienen a la cabeza otras tres...

Para ir al cielo que pregona el Vaticano, preferimos ir al infierno de Llach. No hay color.