El último esperpento de Manuel Valls ha sido marcharse del pregón que ha hecho el Tortell Poltrona en la Mercè 2020 en el Ayuntamiento de Barcelona. Probablemente, el gesto de humanidad recordando a Jordi Cuixart y los presos que hizo el famoso payaso sulfuraron a un político que ha hecho del consistorio barcelonés su plató donde soltar sus ansias de notoriedad.
"El nacionalismo lo ensucia todo. La Mercè tendría que ser la fiesta de todos los barceloneses. Basta de relatos falsos, mentiras y ataques contra la democracia española" ha sido el último numerito del concejal. El penúltimo, pedir la retirada de la medalla de oro de la ciudad a Heribert Barrera, que el ayuntamiento de Colau ha accedido a hacer. El patetismo del francés parece no tener traba. Pero quien de momento le ha dicho cuatro cosas bien dichas ha sido el actor catalán Lluís Marco.
Una retahíla de comentarios en la red destrozando a Valls y su paripé habitual. Una crítica sangrante donde no se ha mordido la lengua. De hecho, posiblemente haya sido la aniquilación más rotunda que le hayan hecho nunca públicamente al político desde que está en Catalunya:
Marco hace un Labordeta o un Fernando Fernán Gómez, no sólo dirigido a Valls sino también a los palmeros que le ríen las gracias y que le compran su discurso y sus maneras.