El camino de Barcelona a Madrid o al revés, a veces comporta situaciones desagradables. Y no nos refiramos a cómo llegan las informaciones sobre Catalunya desde algunos programas de televisiones españolas. Viajar en AVE puede salir muy a cuenta y es muy práctico, pero en este tren hay más de un intransigente al que tanto le da la comodidad: cuando uno es un cretino, lo es en cualquier circunstancia. Y la presentadora catalana Lorena Castell se ha tropezado con uno de estos intolerables que habitan a menudo en los medios de transporte.

lorena castillo zapeando

@lorenacastell

Ya le pasó hace un tiempo a Núria Marín, presentadora de Sálvame, cuando un trabajador de Renfe la insultó y le dijo a gritos que se callara y colgara el teléfono cuando ella entró hablando en un vagón con su móvil ("Le he dicho que hiciera el favor de no insultarme, me ha dicho que me insultaba porque yo le había llamado mentiroso (???)"). Y ahora ha sido la colaboradora de Zapeando la que ha tenido una desagradable experiencia, esta vez, con un pasajero. Un pasajero mezquino, quejumbroso porque Castell viajaba con su bebé. Su hijo Río, "que no dá ninguna guerra". ¿Qué pasó? “Mientras estaba cogiendo cosas lo puse en la bandejita. Yo entiendo que al de delante se le movía un poco. Pero lo puse dos minutos para intentar coger el biberón y tal y el de delante ya estaba ‘pfffff’, bffff”, reproduciendo los bufidos impertinentes del hombre.

lorena castillo cochecito

@lorenacastell

Lo hizo tan fuerte para que yo le escuchase y yo le dije ’Mira, no te preocupes, voy a poner al niño en el otro asiento si tanto te molesta, pero tampoco me gusta ir con una vaporeta delante”. Zasca. Y con razón. La presentadora todavía alucina: ″¿No es más fácil que te gires y me digas ‘Perdona, no pongas al niño ahí porque me está molestando’. También te digo que es que no había salido el AVE, hay gente que tiene el umbral de la paciencia que se lo tiene que mirar un poco”:

La Sexta

El típico hiperventilado que no tolera ver perturbada su paz interior por el niño pequeño de otro. Bravo por Castell. Y el pasajero, el próximo día ya sabe qué hacer: ir a Madrid haciendo autostop.