Pep Guardiola tiene tira al desierto. Cuando abandonó el Barça como jugador, harto de Núñez, fue a parar a la liga italiana, pero la dejó después de unas acusaciones de dopaje, de las que fue absuelto seis años después. Con el disgusto por la injusta acusación, Guardiola encontró cobijo en la liga del Qatar, donde jugó 2 años. Allí empezó su idilio con el desierto. Los propietarios del Manchester City son de Abu Dabi y Guardiola defiende los cambios que se están produciendo en las no democracias del Golfo Pérsico para llegar, demasiado lentamente, a los estándares occidentales de igualdad. Y para seguir dando apoyo a toda la zona de países del mundo árabe ha escogido un destino de vacaciones precioso y poco adecuado por la ola de calor, cerca del Golfo pero en el África: Egipto. Allí los paparazzis están haciendo su agosto retratando a toda la familia Guardiola entre pirámides. Guapísimos los cinco de blanco para evitar morir deshidratados ante el icono de la nariz rota de la Esfinge:
Morenos de piel, relajados, con gafas de sol y sudando la gota gorda para visitar las pirámides, el Nilo y todas las maravillas que esconde el antiguo Egipto. Guardiola es un hombre muy familiar y ahora que ha acabado la temporada se obliga a hacer un viaje con toda la familia, su mujer Cristina Serra y sus tres hijos, Maria, Màrius y Valentina. Parece que la mayor, que es instagramer, ha aconsejado que se puede vestir cómodo pero elegante, estiloso y chic. El look vaporoso de los cinco es realmente favorecedor. Son guapos por biología y elegantes por herencia materna, pero es que incluso una camiseta impere les queda bien.
Siempre acompañados de un guía, que les puede hablar en inglés que conocen los cinco, han escogido diferentes días para visitar el interior de las pirámides o los museos y mirar embelesados y con la boca abierta como se hacían enterrar a los faraones. Una visita cultural que atraerá a miles de fans del City y del Barça a este lugar turístico, castigado en ocasiones por el terrorismo pero que intenta recuperar su esplendor. Guardiola hace un favor promocionándolo como destino de vacaciones familiares. Allí lo han tratado como lo que es, más que una celebrity, más que un entrenador, Guardiola es la imagen del buen hacer de los petrodólares.
Pep de Santpedor es un icono allí donde va, admirado, querido y acompañado. Guardiola, el faraón.