Desde que Ferran Adrià lo dejó, el chef más popular vuelve a ser Karlos Arguiñano. El vasco es el cocinero más famoso y amado por su carácter amable y por su forma de explicar recetas. Ya hace 35 años que tiene un programa diario de cocina, antes en TVE y ahora en Antena 3, que acostumbra a ser líder de audiencia a los mediodías. Se emite cuando en la mayoría de casas se está preparando la comida. Empezó a hacer tele cuando tenía 40 años, por lo tanto, ahora su edad es de las que merece lucir: 75 años, pero ni piensa en jubilarse. Sigue al pie del cañón, y del fogón. Se mantiene al frente de todos sus negocios relacionados con la hostelería en Guipúzcoa: el restaurante-hotel KA y la escuela de hostelería Aiala, los dos en Zarautz, y las viñas y la bodega K5 en Aia, a unos 20 km. Tiene una socia principal, su mujer Luisi Ameztoy. Y aparte cuentan con un ejército de siete hijos, siete, colocados estratégicamente en diferentes ámbitos de la empresa familiar.

Luisi i Karlos con una de las sseves hijas, twitter
Luisi i Karlos con una de sus hijas, twitter

Los hijos, cinco chicos y dos chicas, no son muy conocidos excepto el más mediático, Joseba, el repostero, que se dedica también a hacer TV con un programa de cocina de Euskal Telebista. Aparte tiene dos obradores donde hace repostería, elabora pasteles, brioches y postres dulces. Es el que más se parece a su padre, por desenvoltura delante de los fogones y de las cámaras, y por su físico. Karlos padre y Joseba son muy parecidos:

Eneko Arguiñano, Instagram
Eneko Arguiñano, Instagram

El resto de hermanos son también muy vascos. Eneko es el primogénito y es la jefe de sala del restaurante familiar. En la foto de hermanos es el calvo del final que se tapa con una gorra. Tiene 48 años. Después viene Zigor, que hace de jefe de cocina del mismo establecimiento. No quería ser cocinero, viendo el sacrificio de su padre. En una entrevista confesó"Estudié mecánico naval, probé lo que era trabajar en la mar y me fui a un petrolero. Sabía que cocinar era duro, que no iba a poder disfrutar mi tiempo libre con mis amigos o hacer surf que practicaba en campeonatos, aunque me gustaba cocinar". Y acabó en los fogones. La sangre es más espesa que el chocolate.

El cuarto hijo es Martín, que se encarga de la parte administrativa de los negocios familiares. Si Zigor es el sucesor del padre, Martín es el sucesor de la madre al frente del personal del hotel, el bar, el restaurante: "patrón y guía de nuestro equipo de trabajo, gestiona diariamente la marcha del hotel y el restaurante, cuidando del barco":

El quinto hijo varón es Karlos, conocido familiarmente como Txarli, único que no se dedica al negocio familiar, la oveja negra. Trabaja en un sector muy determinado del mundo del cine, es director de fotografía de películas como la imprescindible Maixabel de Iciar Bollaín. Confesó que "Me gusta guisar. Aprendí mucho con mi padre. De hecho, en casa de mis aitas, cuando celebramos algo, quizá sea el que más cocine. Para la familia cocina mi padre y como segundo de a bordo suelo estar yo".

Charly Arguiñano Instagram
Charly Arguiñano Instagram

Y las chicas, la primera es Amaia, la viticultora que tampoco quería saber nada de cocinar y estudió ingeniería para trabajar en el mundo del motociclismo, donde el padre invirtió. Ha acabado siendo la responsable de la bodega y las viñas Arguiñano que elabora vinos guipuzcoanos. Estudió Dirección de empresas Vitivinícolas en La Rioja.

Y queda María Torres, en que es la hija adoptiva de Karlos y Luisi. En los años 90 el éxito del chef en TVE le hizo marcharse una temporada larga, cuatro años, a Argentina a hacer programas para la TV de allí. La chica era la asistenta de la casa donde vivía el cocinero vasco en Buenos Aires. Maria aprendió de cocina observando al mejor y acabó viniendo a Euskadi, estudiando para chef y ejerciendo de mano derecha del jefe de cocina del local familiar, su hermano. "Ellos son mi familia, son mis padres adoptivos, mis hermanos, trabajamos de igual a igual. ¿Donde podría estar mejor?".

Los Arguiñano tienen de todo: el famoso, la oveja negra, la adoptada... Pero un rasgo en común, adoran a su padre y su madre, dos titanes cerca de los 75 años. Por muchos años más.