La escritora Lucía Etxebarria ha recibido de lo lindo en redes sociales. No es ninguna novedad para la ganadora de premios de renombre, como el Nadal o el Planeta. Eso sí, no tiene tanto éxito con sus creaciones literarias tuiteras. Si existiera un galardón en este ámbito, conseguiría la distinción al tuit más inoportuno y criticado. Ya la conocemos, a Etxebarria le va la marcha, y parece que todo lo que escribe en la red lo hace con un espíritu inequívoco: el de provocar. Y vaya si no ha causado un notable alboroto opinando sobre las movilizaciones a raíz de la sentencia del Procés, concretamente con la ocupación del aeropuerto del Prat del Llobregat. A Lucía no le gustó. Lo considera un agravio, una tortura para los viajeros, un suplicio para aquellos que tenían que volar. Ahora bien, no dice el mismo cuándo 'la movida' tiene lugar a 9.236 kilómetros de distancia: A ella, cuándo la cosa "le pilla lejos", le gusta mucho más, como a Errejón.
Un usuario de la red ha puesto de manifiesto la doble moral de la escritora, comparando su tuit sobre el 14-O en Catalunya y lo que está pasando en Quito, Ecuador, dónde los colectivos indígenas han tomado las calles y han puesto al gobierno de Lenín Moreno contra las cuerdas. Un "no se protesta contra la vida de los otros" versus "fuerza y compromiso", según el lado 'del charco' donde le ha tocado vivir a la exconcursante de realities y autora de columnas pasadas de vueltas. En Madrid todo se ve con otros ojos, y así recuerda sus años en Ecuador, dónde asegura que la trataron como a una diosa. No recordamos expresiones como estas durante sus peripecias (que tuvo, y muchas) en Catalunya, una tierra y un pueblo que la acogió hasta que "se le acabó el amor". La red la ha destrozado con todo tipo de calificativos.
Cuando la equidistancia, la comodidad y la incontinencia verbal se dan la mano, el resultado sólo puede ser uno: el escarnio de todos aquellos a los que has ofendido.