Los indultos a los presos políticos independentistas ha provocado la enésima polémica entre España y Catalunya. Mientras que el españolismo está dividido entre la actitud perdonavidas del PSOE y la sed de venganza de las derechas, entre los catalanes y catalanas la lectura es de alivio por el fin del sufrimiento de los presos, pero las lecturas son diversas. Una parte los consideran insuficientes y una trampa en un marco de represión permanente, otros un paso hacia adelante para intentar negociar una solución que parece utópica. En todo caso, queda clara una cosa: aquí se habla con más contundencia que en el resto del estado, excepto excepciones relevantes. Y una de ellas es la reflexión de un exmilitar español, expulsado por denunciar el franquismo y la corrupción en las fuerzas armadas. El exteniente madrileño Luis Gonzalo Segura no se arruga y aplasta de forma magistral los atropellos del estado, vengan de donde vengan y caiga quien caiga. Y lo que se está haciendo contra Catalunya le hace disparar toda la artillería.
Segura, que una vez fuera el ejército escribe libros y publica artículos siempre interesantes e impactantes, es también un tuitero de gran precisión y potencia. El tuit que describe el comportamiento del estado reprimiendo a Catalunya desde hace años es brutal y muy gráfico. Empieza así: "Te quieres ir. Te aporreo. Te encierro". Los tres pasos del 1-O, vaya. ¿Y qué pasa después? "Tras censuras de medio mundo y reproches judiciales, te libero bajo amenaza de aporrearte si te vuelves a querer ir, mientras afirmo que te merecías la paliza y el encierro, pero que te he perdonado porque soy muy bueno". La cuestión de los indultos, reversibles, parciales y condicionados, explicada desde una óptica poco común: la de madrileños no abducidos por el régimen imperante. Un relato que, en una palabra, recuerda a episodios de maltrato machista, una lacra de la sociedad. La reflexión arde en la red.
Luis es una brizna de esperanza, cordura y justicia en 'territorio comanche'. Por eso no lo quieren en sus filas. No le callarán, eso sí.