Esta es la fotografía que hace feliz al independentismo. La exconsellera y eurodiputada Clara Ponsatí, perseguida sin descanso por la justicia española, sonríe junto a su abogado, Aamer Anwar. Una sonrisa que hoy es infinita, porque los tribunales escoceses, país donde Ponsatí había fijado su residencia, han archivado la posibilidad de extraditarla a Madrid. La razón es bien sencilla: no se puede valorar la petición del juez Llarena porque Clara ya no vive en este país. Ahora lo hace en Bélgica, cerca del Parlamento Europeo, donde defiende la Catalunya independentista con otros exiliados y eurodiputados como el presidente Carles Puigdemont o el exconseller Toni Comín. El Tribunal Supremo español tendrá que decidir ahora si tramita otra solicitud en Bélgica, con todo lo que eso representa. No será inmediato, eso sí: antes tendrá que esperar a la decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre las cuestiones prejudiciales.
En todo caso, la noticia es una zasca más a la tozuda represión de los togados españolistas contra las principales figuras del independentismo. Y se ha recibido con alegría por todos aquellos que quieren a la economista, profesora y política catalana.
La lectura de la decisión escocesa es diversa en el estado español. Mientras que la maquinaria propagandística del régimen habla de contratiempo sin importancia, otros analizan con mucha más claridad lo que transmite esta derrota judicial internacional, la enésima. Por ejemplo, el que hace el exmilitar español Luis Gonzalo Segura, expulsado por denunciar la corrupción y las prácticas de tufo franquista que imperan en el ejército. Luis, como periodista y escritor, no se calla ni una. Y como conoce bien las cloacas del estado, de las fuerzas armadas, de la Corona y de los estamentos judiciales (acumula demandas del Ministerio de Defensa de la 'progre' Margarita Robles), sabe muy bien de lo que habla. Y no, no es nada bueno.
Atención al tuit, porque no deja 'títere cono cabeza'. El repaso es brutal: "Un día, jueces y fiscales cobran ilegalmente por preparar oposiciones; otro, la ONU resuelve que la Justicia ha sido arbitraría con Garzón; hoy, Escocia rechaza la extradición de Ponsatí... No es una semana trágica para la Justicia española: la Justicia española es la tragedia". Una tragedia muy cara, pesada y que desgraciadamente parece no tener fin.
Si no fuera porque tras las peripecias judiciales españolas hay catalanes y catalanas que se están jugando la libertad, sería para llevar estas historias a un cómic de 'Mortadelo y Filemón'. Para partirse 'la caja', vaya. Felicidades, consellera.