No es la semana de Lydia Lozano. Va saltando de movida en movida y siempre acaba mal. Si no recibe por "matar" a personajes, lo hace por su intervención frente a Rocío Carrasco o por qué el cielo es azul y el agua moja. Su reacción habitual es muy conocida: llorar. Las lágrimas de la canaria son parte del atrezzo del programa. No falla. Ahora bien, de vez en cuando tiene razón. Y hoy, en el plató de 'Sálvame', ha tenido motivos con creces. Primero, por una jugarreta de la dirección del programa: la han grabado en una reunión previa discutiendo y, claro, llorando a lágrima viva. ¿Qué han hecho con esta escena? Utilizarla como arma arrojadiza y amenazarla con emitirla en directo. Lozano ha brotado, ha discutido con Kiko Hernández y la cosa ha acabado peor todavía: el madrileño, supuesto amigo de la colaboradora, la ha mandado "a tomar por culo". Y se ha montado la mundial.
Lydia ha enfilado la salida del estudio histérica, llorando, muy ofendida. Y en su camino ha chocado con el director, David Valldeperas. El catalán tiene muchas virtudes, pero la diplomacia no es una de ellas. La ha consolado de la peor manera: "te lo habrá dicho por algo", ha justificado. Eso la ha indignado todavía más, y quería marcharse del programa diciendo que "estoy hasta los cojones". La red ha reventado al ver la escena: por una parte, los seguidores de la periodista, hartos de ver cómo la zurran día sí día también. Otros, enfurecidos con Kiko Hernández, que un día te defiende a Rocío Carrasco haciendo suya la bandera del feminismo, y al día siguiente denigra a mujeres con insultos de todo tipo. El caso es que el universo 'Sálvame' ha estallado: el real, en plató, y el virtual.
Lozano ha reculado y ha continuado en el programa, confirmando que la vida sigue igual en Mediaset. Todo por el espectáculo. Del tipo que sea.