El universo Sálvame tiene una máxima: estrujar a los colaboradores hasta que no puedan más. De los que empezaron el programa hace casi 10 años ya quedan pocos haciendo de tertulianos.Todos han ido cayendo destruidos por la maquinaria de explicar sus intimidades hasta devorarlos: el mismo Jorge Javier, Kiko Matamoros, Raquel Bollo, Karmele Marchante o Rosa Benito. Una de las que se ha mantenido en el programa desde el principio es Lydia Lozano. Es de las pocas que han conseguido que su pareja no se siente en el plató para explicar sus miserias cotidianas. Charly es su marido y famoso sólo de oídas, hasta que una revista le ha sacado en portada en bañador, gafas de señor mayor y bebiendo alcohol:

Lydia luce un traje de baño amarillo canario en solidaridad con los presos políticos, o porque cree que el color le estiliza la figura. Carlos García-San Miguel es el arquitecto con quien lleva décadas casada y le aguanta el cubata en las hamacas de Tenerife de vacaciones. Paolo Vasile se está pensando si este año será el primer agosto que no emitirá Sálvame. Unas merecidas vacaciones para repensar el formato que sigue haciendo audiencias correctas pero no estratosféricas: el último Sálvame Limón, no apto para menores y emitido a las 4 de la tarde, hace un 8,4% y Sálvame Naranja, en horario protegido, un 12,3%.

Agradece al municipio de Güímar el recibimiento, aunque algún vecino la ha traicionado haciéndole unas fotos que no le habrán gustado. El gancho de la portada no es ella sino su casi inédito marido. Siempre le ha querido proteger de la fama pero ahora Charly aparece en Diez Minutos. El interior de la revista está lleno de fotos y textos: "Celebraron en junio de 2015 sus bodas de plata y, claro, después de casi tres décadas juntos, están de lo más compenetrados ¡hasta se sientan igual en la tumbona!. Lydia, a sus 57 años, lució una figura estupenda con un bañador amarillo, que posteriormente cambió por otro negro. Mientras su marido escogió unos diseños de flores de lo más coloridos".

Periodismo rosa de verano. Y el bigote y la barriga de Charly en todos los kioscos de España. Se les ve enamorados y compenetrados. Confiamos en que todo lo que haga el arquitecto con la periodista no dure Diez Minutos.