¿Recuerdan cuando El Mundo publicaba aquello que llevaba por antetítulo adiós a la telebasura el pasado mes de mayo? La noticia del final de Sálvame después de catorce años en antena caía como una jarra de agua fría sobre una audiencia fiel a las sobremesas alocadas de Telecinco e, indiscutiblemente, sobre el equipo del programa. Ni siquiera los avisaron antes de que terminarían y una filtración —más o menos interesada— fue suficiente para crear un clima complicado entre los protagonistas del mítico espacio de La Fábrica de la Tele y el grupo de comunicación al que tantas alegrías habían dado en el pasado.
Con todo, y más allá de las pretensiones de Mediaset por hacer que su parrilla vire hacia la amabilidad, la blancura y los contenidos familiares, era imposible perder rostros tan hilarantes como los del cortijo particular de Jorge Javier Vázquez en la escena mediática. Llamadita rápida la que hizo el gigante del 'streaming' Netflix al enterarse de que los echaban a la calle para hacer una oferta que ya se ha hecho efectiva. El pasado 10 de noviembre, la plataforma estrenaba Sálvese quien pueda, un 'reality' que sigue las aventuras de ocho de los colaboradores más emblemáticos del formato viajando por Miami y México. De momento, solo están disponibles tres de los episodios de la primera —y única grabada a estas alturas— temporada, pero los seguidores ya salivan por tener más y más contenido.
Al fin y al cabo, la trama es buena. En la línea de que todos acaban de perder el trabajo, se les presenta la oportunidad de participar en programas en las Américas para probar su valía y demostrar que todavía hay un espacio para ellos. Así sucede en esta serie de capítulos para todos. Bien, para casi todos, porque uno de ellos acaba por ser víctima de una humillación flagrante. Mientras que Belén Esteban, Kiko Hernández, María Patiño, Kiko Matamoros, Chelo García-Cortés, Terelu Campos y Kiko Matamoros son seleccionados para participar de una emisión del surrealista Siéntese quien pueda, Lydia Lozano es rechazada por los productores. No la quieren, no creen en ella e incluso acaban por hacerle una intervención que acaba con ella brillante y rogando para volver a España. Solo es aceptada para intervenir en la emisión de un programa religioso. Protagonista total de los milagros, deja imágenes impagables.
Dejando la realidad ficcionada aparte, la realidad realista tampoco había sido del todo clara para la periodista, que hacía más de 25 años que no se veía en situación de paro. Mientras que la Esteban se dedica a ser imagen de marcas, los Kikos parece que se dedican a sus negocios, Patiño todavía presenta Socialité en la antigua cadena amiga, Chelo ha reaparecido hace nada para hablar de su amiga Bárbara Rey y la hija de María Teresa Campos está fija como colaboradora de Mañaneros en TVE. De Lydia, poco se ha sabido, más que está preparando un libro de memorias. Una racha de vacío que ha llegado a su fin, porque la reina del chuminero ha encontrado trabajo. Y ojo, porque estará muy bien acompañada. La comunicadora salta, como su compañera Terelu, a la tele pública para participar del magacín matinal de Jaime Cantizano.
Un formato mucho más serio que Sálvame. Sin disfraces ni bailes excéntricos. Veremos cómo se adapta. El cariño del público se lo lleva seguro.