Un selfie en contrapìcado, un pecho al aire, el otro tapado con un bolso de Louis Vuitton estampado con la Mona Lisa, la papada en primero plano, hierros en la boca, poco o nada de maquillaje y este pie de foto "Todavía me cae la baba por este bolso". Quien tiene esa cara de yonky es la última gran estrella mundial: Madonna.
A punto de hacer 60 años, la última diva no tiene complejos. Acostumbrada a colgar fotos maravillosas de sus 6 hijos, cuatro adoptados y 2 biológicos, recupera la provocación con una foto queridamente fea. El pezón de la estrella está tapado por una marca negra para evitar la censura de las redes sociales. A Madonna, con un disco tan explícito como Sex, el puritanismo se la trae al pairo. Pero el puritanismo nunca descansa en los EE.UU. de Trump. Si hace años censuraron un pezón en la Superbowl ahora los followers le han escrito comentarios del tipo "Es patético que muestres tus viejos pechos con casi sesenta años" o este otro "Lo siento por tus hijos, si fueras mi madre estaría avergonzado". También encontramos el machismo de este otro: "Las mujeres no tendrían que mostrar sus pechos después de los 40" o un lacónico "¿Estás borracha"?. Instagram es la gran feria de las vanidades donde todas las fotos tienen que ser como esta:
Madonna es LA diva y puede hacer lo que le plazca. ¿Dónde està la que quería destronarla? Una tal Britney Spears. Beyoncé, Rihana, Shakira aspiran a ser Madonna que con 60 años es todavía la número 1. Y la foto demuestra exactamente eso.