Masterchef es una de las apuestas más fuertes de TVE. El concurso culinario engancha, y cada edición consigue todavía más audiencia que el anterior. Teniendo este contexto en mente, la cadena decidió apostar por un formato similar en un nuevo proyecto: un reality con la costura como tema principal.
Cambiando los fogones por las agujas y los hilos, Maestros de la costura se presentaba como una innovación. Un concurso en el que los participantes luchan por diseñar las mejores prendas de ropa. Pruebas de transformaciones, confección y creación de patrones. La idea parecía potente por ser diferente de todo lo que se había hecho hasta ahora, y la maestra de ceremonias no podía ser otra que Raquel Sánchez Silva.
La presentadora arrancó esta primera temporada con fuerza, bien sonriente todo el rato y animando los concursantes. Todo, sin parar de cambiarse de vestido para hacer promoción de diseños españoles. Un estreno con nota que se quedó en un segundo plano por culpa del jurado y las nefastas creaciones de los participantes, que son más personaje que buenos costureros.
Todo empezaba con Lorenzo Caprile advirtiéndoles que les pediría unos buenos acabados en las piezas. El diseñador de la Casa Real, a quien la reina Letizia no pude ni ver, se autonombró "el más duro de los tres miembros", y vaya si lo fue. Palomo Spain y María Escoté completan el trío de jueces, pero es el madrileño quien se llevó todas las críticas. Gritos, contestaciones y prepotencia: interpretó el papel de malo y soltó unos cuantos comentarios crueles para enmarcar.
El formato seguirá uno parecido al de Masterchef. La primera prueba les propone un reto, que en este primer programa consistió en la confección de un vestido que recordara al estilo de Scarlett O'Hara de Lo que el viento se llevó. Todo, haciéndolo a partir de la tela de una cortina.
Dos horas tuvieron para conseguirlo, pero no empezaron demasiado bien. Los nervios les jugaron una mala pasada, y uno de los concursantes sangró cuando sólo hacía diez minutos que cosía. El tiempo no les fue suficiente, y presentaron unos vestidos inacabados, con los patrones mal hechos y unos diseños no demasiado bonitos, precisamente.
Los concursantes quedaron en evidencia, especialmente por culpa de unas cremalleras que parecían endemoniadas. Casi ninguno de ellos fue capaz de poner una, cuando es una de las técnicas más básicas de la costura. Además, dos de los participantes no pudieron ni presentar un diseño, desbordados.
Y de esta prueba desastrosa, a la de equipos. Antonio fue escogido como el mejor diseñador en la primera, teniendo privilegio y pudiendo seleccionar qué compañeros quería a su lado. En esta otra tuvieron que confeccionar una réplica de un abrigo de noche de Pertegaz. Acabando siendo un total desastre, con falta de organización y falta de experiencia cosiendo. Tanto caos hubo, que acabaron sin escoger a ningún ganador.
Así pues, todos tuvieron que enfrentarse a la prueba de eliminación. 90 minutos en los que tenían que dibujar y crear una peca nueva completamente nueva a partir de una sudadera. Un reto pensado para que demostraran una creatividad que no lucieron... Sólo Alicia y Vicente cautivaron al jurado, pero el resto no aprovechó la oportunidad.
Y finalmente, llegó la decisión final. Shaoran fue uno de los concursantes que no pudo presentar nada a la primera prueba, destacándose como uno de los más débiles, y acabó siendo él el primero expulsado.
Los teleespectadores catalanes estuvieron bien atentos, consiguiendo un más que buena 13,2% de share. Pero es que a España llegó al 17%, liderando la noche y dándole la sorpresa en superar Got Talent. ¿Habrán conseguido enganchar a la audiencia?