La vida sentimental de Makoke es un secreto. Un secreto en voz alta, queremos decir. Acostumbra a ni confimar ni desmentir ninguna información sobre su intimidad, exceptuando evidentemente las disputas y temas judiciales con Kiko Matamoros o de la relación que tuvo tras romper su matrimonio con el colaborador de 'Sálvame', un italiano concursante de realities de Telecinco que responde al nombre de Tony Spina. Cada fin de semana ocupa una silla de tertuliana en 'Viva la Vida' y actúa como un frontón: cualquier insinuación, prueba o testimonio sobre con quién sale o deja de salir, recibe la negativa de la andaluza. Pero la cara la delata. Y su risa nerviosa, más todavía. Sus propios compañeros del programa de Emma García mojaban pan hace unos días, después de una investigación sobre quien podría ocupar su corazón desde hace semanas. Y apuntaban a un gallego, empresario farmacéutico, atlético y amante del ocio nocturno, Luis. Este es el momento.
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"Es solo un buen amigo. Cuando tenga novio lo diré". Makoke se hartó de repetir la consigna, pero la cosa era verde y con asas. Y hacía oler la sangre de los fotoperiodistas del corazón, que la han perseguido por las calles de Madrid hasta cantar bingo. Bien, cuando menos obtener la imagen que para muchos, como la Revista Semana, es definitiva: son novios. Los pillaron mientras buscaban taxi después de una cita, y al ser sorprendidos por los paparazzis, cada uno paró un vehículo por separado. ¿Sospechoso, verdad? Pues la revista aporta más información: la cosa va de verdad. Él la invitó hace unas semanas a un viaje a Egipto, donde cuajó el amor. También dibujan el perfil del protagonista: surfista, tatuado y algunos años menor que Makoke. No dos, como cita la cabecera, basándose en su afición aº quitarse años en el DNI, demostrada en EN Blau, si no que serían siete. Sea como sea, más mayor o más joven, parece que esta vez podría ser la buena. Y llega en un momento importante de su vida: a punto de ser abuela y en plena guerra con Matamoros. Un buen aliado y compañero de viaje, vaya.
Ojalá que las cosas les vayan la mar de bien y sólo se tengan que preocupar de quererse y vivir en paz. Ya es hora.