Manel Alías lleva bastante tiempo emocionándonos. Uno de los profesionales más queridos y reconocidos de TV3, que tiene una trayectoria impecable a sus espaldas y que llevaba media vida viviendo y trabajando en Rusia, como corresponsal de TV3 en Moscú, vio como de la noche a la mañana, la vida que él conocía, su día a día, cambiaba como un calcetín con la invasión rusa a Ucrania. Ahora, su país de adopción pasaba a ser un país invasor y en guerra. El periodista regaló a los espectadores crónicas absolutamente demoledoras, que se tendrían que estudiar en las facultades de periodismo. Relatos llenos de dolor y de información, pero también de tacto y de humanidad. De toneladas de humanidad. Lecciones de dejarse la piel sobre el terreno para explicar lo que pasa, por qué pasa y cómo pasa. Y jugándose la vida. Imágenes de tanques, sonido de metralla y de balas. Y alguna crónica complicada, como la que le tocó vivir el pasado febrero. Unas palabras que golpeaban a los espectadores: "Hoy nos ha sorprendido un ataque brutal. Sufría por el cámara y amigo Ilià. Y sé que él sufría por mí. Hoy en el TN podréis ver la crónica más difícil que hemos hecho. Nosotros hemos salido del infierno. Unas cuantas familias siguen allí", escribía Alías entonces.
Después de un tiempo explicando la guerra, Alías volvió. Su periplo en Rusia había acabado, después de ocho largos años como delegado de TV3. Pero tuvo que volver al país de Vladimir Putin: "Me ha cogido a contrapié, a mí ya no me tocaba venir, por profesionalidad me tendría que distanciar emocionalmente del conflicto pero me cuesta, parte de mi familia está en Rusia". Y es que la familia más próxima, la mujer y los hijos, vinieron a Catalunya, pero la suegra y el resto están en Rusia. En una entrevista con Roger Escapa en Catalunya Ràdio en El suplement dijo: "Quería hablar de Rusia a mi hijo de una manera bonita, ahora es un país agresor". Su hijo tiene sangre catalana y rusa. Su madre, la pareja de Alías, es una chica rusa, Gènia, tal como reveló en Els matins de TV3: "El primer café que tomé con la Gènia Teterina se transformó en la mejor cena de mi vida". Ella es "la persona con la que comparto ahora la vida. El mejor regalo que me podía pasar aquí. Yo soy muy reservado con mi vida y mis ideas. Aquí he acabado formando una familia más grande que la que tengo en Catalunya. He tenido una estructura familiar desplegada por Rusia. Me he enamorado en Rusia y estoy enamorado de Rusia".
Alías, recientemente galardonado con el Premio Nacional de Periodismo y Medios de Comunicación de la Generalitat por el rigor y el compromiso con los derechos humanos en su cobertura de la guerra en Ucrania, que tres semanas recibió otro premio, el Muriel Casals, y que es también autor de los espléndidos libros Rusia, el escenario más grande del mundo y La última victoria de la URSS; es un enamorado de un país que, entre muchas otras cosas, le dio una mujer y un hijo. Un hijo precioso a quien le puso un nombre precioso, y catalán: Pau. ¿Por qué? "Mi mujer es rusa y cuando supo que en catalán había un nombre que quería decir PAZ quedó decidido cómo se llamaría nuestro hijo. Con los idiomas que hablamos en casa se podría llamar Pavel, Pablo o Paul. Pero estaba claro: nos gustaba Pau. Muchas gracias a todo el mundo por el apoyo. Y paz"!. Imposible no emocionarse leyendo esta explicación y viéndolos a los dos paseando de la mano en una playa:
Ahora, Alías ha vuelto a hablar de su tesoro. El periodista ha vuelto a conceder una entrevista a Catalunya Ràdio, esta vez en el sensacional programa Kids XS, donde Pau Guillamet y Txell Bonet conducen un programa pensado como contenido multiplataforma orientado a padres y madres, familias con criaturas entre 0 y 10 años, como Pau Alías. Y allí, la emisora ha publicado una cata de lo que ha explicado Manel sobre su hijo, entre otras cosas, revelando el motivo por el cual decidió volver con su familia a Catalunya. Un motivo que emociona: "Volví a Catalunya porque quería que mi hijo creciera con los valores de las escuelas de aquí".
Motivo emocionante y más que suficiente para volver. No se pierdan el resto de la deliciosa conversación con Manel, este fin de semana. Valdrá mucho la pena.