Manuel Valls parece que nunca ha oído aquello de "no muerdas la mano que te da de comer". Durante los meses previos a las elecciones municipales del 26-M, un sinfín de grandes empresarios catalanes y españoles le sufragaron la campaña para que consiguiera ser el nuevo alcalde de Barcelona y hundir al independentismo. El exprimer ministro francés les exigió 20.000 euros mensuales. Y ellos pagaron a gusto. Lo que pasó después es de sobras conocido: Valls obtuvo unos resultados pírricos, muy por debajo de lo que esperaba (6 concejales de un total de 41). Qué disgusto para los que habían invertido en él... aunque se les pasó enseguida cuando vieron que podían pactar con Ada Colau para nombrarla alcaldesa y desterrar al independentismo, que se había impuesto en la ciudad. Mejor eso que nada, pensaron.

Sergi Alcàzar

EFE

Pero lo que no podían imaginar algunos de estos empresarios catalanes como Mariano Puig (el magnate del imperio de perfumes Puig) o su propia mujer, Susana Gallardo (heredera de los laboratorios Almirante), es la puñalada trapera que Manuel Valls les clavaría tras untarlo de dinero. A más de uno se le debe haber atravesado el café y se puede haber atragantado con la tostada después de leer, esta mañana, la entrevista que Salvador Sostres le ha hecho en el diario 'ABC'. El titular ya viene cargado de intenciones: "En Barcelona la burguesía es muy de pueblo".

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El candidato de las élites de Barcelona se ha despachado a gusto contra la burguesía catalana, a los que tilda poco menos que de provincianos: “París, Londres, Madrid son ciudades pero también capitales del Estado. En Barcelona la burguesía es muy local, muy cerrada, muy pequeña, muy de pueblo”. Manuel Valls escupe sobre unos empresarios que, según su punto de vista, no entienden cómo funciona el mundo porque no viven en una gran capital. El tono paternalista del exprimer ministro francés, que alecciona a los burgueses de Barcelona porque saben menos que él, que viene de una gran ciudad como París y quiere representar los poderes de otra gran capital como Madrid, desprende un tufo de superioridad que echa para atrás. “Han renunciado a su papel. La economia ha cambiado, el mundo ha cambiado y la burguesía catalana ha vivido de un modo muy patrimonial, sin querer entender ni liderar este cambio”, sentencia.

Sergi Alcàzar

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Manuel Valls y Salvador Sostres acaban la entrevista con palabras de agradecimiento para el juez Marchena ("una figura importantísima. Orden, Ley y higiene") y con algunas confesiones personales. ¿Canción preferida? 'Fernando' de ABBA. ¿Y la película? 'Mamma Mia'. Lo mismo que deben haber pensado algunos nombres importantes del Upper Diagonal después de leer como su candidato los dejaba a la altura del betún.