Manuel Valls tenía pleno este viernes al Ayuntamiento de Barcelona. El concejal, uno de los dos del grupo Barcelona por el Cambio, ex Ciudadanos, ha comparecido ante todos los barceloneses vía telemática. Pero en lugar de conectar desde su casa en Barcelona lo ha hecho desde la segunda residencia de su tercera esposa, Susana Gallardo, en Menorca. Ha cambiado el polo y las chancletas por la americana y la corbata y así ha aparecido en pantalla. En la isla tenía mala cobertura de internet y sale pixelado:
La noticia de su particular confinamiento balear, lejos de la ciudad que le paga, coincide con la cancelación de las redes sociales de su esposa y con el hecho de que Valls aplaude a los sanitarios pero no desde el balcón menorquín de Gallardo sino con emoticonos en twitter.
Los barceloneses que le pagan el salario no admiten que pase la crisis lejos de Catalunya y tuiteando sobre política francesa y le atizan, desde ERC, desde Francia y desde Barcelona:
El enlace en Menorca fue como una boda gitana de tres días. Valls prefiere confinarse al sol.