Es el secreto peor guardado del Ayuntamiento de Barcelona: el concejal Manuel Valls quiere largarse y volver a Francia. Su misión como paracaidista y gran esperanza blanca del constitucionalismo ha acabado. Una obra inconclusa, pero provechosa para la alcaldesa Ada Colau. Valls ya no tiene ganas de continuar en la capital catalana, y todavía menos en el consistorio. Sus ausencias (o presencias telemáticas) en el pleno ya no sorprenden a nadie. Incluso que haya dejado de lado el catalán y el castellano en sus redes sociales. Ha vuelto a los orígenes y ahora se expresa mayoritariamente en francés. Es más, no es extraño verle (como esta misma mañana) en los platós de televisiones de su país, dónde hace puntos para intentar que Macron lo recupere para la primera línea de la política. La maleta está hecha. Y no es para una escapada. Tiene pinta de que es definitiva. Aquellas palabras de "pase lo que pase me quedaré" de 2018 parecen papel mojado.

VALLES EN 2018:

VALLES EN 2020:

Manuel Valls cuando todavía asistía a los plenos del Ayuntamiento de Barcelona / EFE

Vanitatis analiza el presente y el futuro de Valls, que no se marchará solo. Una de las claves, acompañar a su mujer, que estrena nuevo cargo como consejera en un gigante de los centros comerciales. El puesto de trabajo lo tendrá en París. Ya ha comprado un piso en la capital, la ciudad donde vive su madre de 97 años y los 4 hijos de su anterior matrimonio. Allí se siente más a gusto, más integrado, más él. Barcelona, para los happenings, Menorca para la dolce vita y París "para los restos". No está mal, aunque no era 'la moto' que vendió durante su, corto pero intenso, "esplendor".

Manuel Valls y Susana Gallardo en manifestación unionista de SCC / GTRES

Manuel Valls hace una mueca en un debate electoral / TV3

Valls guarda una bala en la recámara para continuar un rato más en Catalunya: ir con el PP a las elecciones a la Generalitat. Pero todo apunta a que se largará tarde o temprano, dejando un legado irrelevante y molesto. Lo ha ido mejor en cuestiones personales, eso es cierto. Queda claro: la gran motivación de Manuel es una sola: él mismo. Seguiremos atentos para dedicarle un 'au revoir'.