El cisma en la selección española de fútbol todavía no se ha resuelto del todo, aunque llueve menos que hace un par de semanas. Especialmente, después de aquella concentración forzosa de las seleccionadas por la nueva entrenadora, Montse Tomé, y que reflejó la coacción, amenaza y chantaje que la Federación estaba dispuesta a ejercer contra las campeonas del mundo y contra aquellas que sacrificaron serlo por ser fieles a sus principios. Dos casos concretos en la absoluta: Mapi León y Patri Guijarro. Las cracks azulgranas, las mejores del mundo en su posición sobre el campo, hace mucho tiempo que encabezaban la revuelta contra la estructura machista de la máxima institución futbolística del Estado. No transigieron jamás, y precisamente por eso el hecho de convocarlas era un pulso clarísimo. Han vuelto a salir ganadoras, eso sí: abandonaron la convocatoria sin sufrir represalias. Una victoria, pero a qué precio.
Hablamos, concretamente, del desgaste físico, psicológico y emocional de unas deportistas profesionales de primer nivel por el sencillo hecho de ser mujeres. Y también de la barra libre de los defensores de la intolerancia, del machismo, de la caspa, insultando y vilipendiándolas. Asco. Es el peaje de una lucha justa en el fondo, pero que ningún hombre nos hemos visto nunca obligados a pagar. Diferencias. La Mapi y Patri hace días que están en su casa, entrenando con normalidad con el F.C.Barcelona y disfrutando, en la medida de sus posibilidades, de su tiempo libre. En el caso de la defensa aragonesa, en "soledad". Le faltaba una persona importante en su vida: Ingrid Engen. La noruega sí que tenía partidos con su selección. Habrían estado separadas de todas maneras, pero las circunstancias no tienen nada que ver. Y no es un detalle menor.
Después de un buen puñado de días a distancia, ha llegado el momento de reencontrarse. Y como son un par que siempre tiene detalles la una con la otra, esta era una ocasión especial. Mapi ha querido tener un detalle muy dulce con Engen, tan dulce como un trozo de pastel en la intimidad de su hogar. Son atletas de élite, pero de vez en cuando se pueden permitir un lujo de este tipo. De hecho, Mapi y Engen tienen una afición compartida, la de visitar cafeterías chulas, cuquis y de moda por las calles de la ciudad, muchas de las cuales ofrecen este tipo de oferta azucarada. ¡Las tradiciones hay que cumplirlas!
El storie compartido por la pareja tiene segunda parte, un pequeño fragmento en el que las protagonistas son Ingrid y el gato de la pareja. La cara de felicidad de la centrocampista escandinava lo dice todo, es difícil pedir más a una bienvenida. Sobradísima de amor. Da gusto verlas, como siempre.