Mapi León e Ingrid Engen, la pareja de campeonas azulgranas más queridas, han puesto fin a sus vacaciones por Portugal. Han aprovechado bastante el tiempo, visitando varios puntos del país luso y disfrutando de sus bellezas y placeres particulares. Un recorrido de enamoradas que, cosas del destino, ha influido de manera metafísica en la cristalización de un fichaje de campanillas para el Barça de las supercampeonísimas: la mejor jugadora portuguesa, Kika Nazareth. Un regalo en forma de un talento inmenso de 21 años, que abandona el Benfica seducida por la idea de jugar al lado de las cracks del fútbol mundial. Aitana Bonmatí actuó de imán, pero el resto de la plantilla también provoca una atracción irresistible. Se moría por unirse a la causa.

Kika está entrando con el mejor pie en su nueva casa: cada detalle que va dejando durante las primeras horas son deliciosas. Ella, alegre, simpática y extrovertida por naturaleza, y a la que difícilmente ves con un gesto que no sea una sonrisa en la cara, encaja a la perfección en el vestuario dirigido por Pere Romeu. No ha abandonado una de las señas de identidad de la afición y el país, como el catalán y su promesa de aprenderlo, y se está metiendo al personal en el bolsillo con talento, humanidad y buen rollo.

 

Por todo esto, el encuentro vivido esta mañana en la Ciudad Esportiva Joan Gamper es, sencillamente, histórico. Lo es por lo que significará en el futuro, si todo va bien, con éxitos y triunfos culés que engrosarán las vitrinas del Museu. Pero también resulta reseñable por la conexión temprana entre dos personalidades que, hacemos ya la apuesta, tienen que complementarse sí o sí. Todo está escrito, como el número de letras de Kika: 4, como la futura Champions, la tercera consecutiva de una generación irrepetible con un hambre insaciable. Y encima, en Lisboa. Todo cuadra. Mapi, que ella cree en estas cosas de la superstición, seguro que secunda la teoría. La escena hace vibrar.

La reacción de emoción de Nazareth al encontrarse con la aragonesa no puede ser impostada, y el pequeño gesto con la mano en el pecho demuestra un lenguaje no verbal que habla de admiración y respeto. También de ilusión por empezar a trabajar sobre el césped. Todo llegará. De momento, nos quedamos con la sonrisa sincera y la alegría de Mapi, haciendo de anfitriona perfecta y dando la bienvenida al universo azulgrana. Apunten esta fecha, se vuelve a escribir la historia del fútbol. Mapi y Kika. La historia de oro del Barça.

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Kika y Mapi / X