Los especiales de 'Rocío, contar la verdad para seguir viva' empiezan desfallecer en audiencia, aunque continúa con números de 'share' poderosos. Todos sabemos cómo funciona Telecinco: estirarán el chicle todo lo que puedan, porque está bien hacer una denuncia pública como la que relata la hija de la Jurado, pero tiene que ser rentable. La parte positiva, que muchos telespectadores pueden reflexionar sobre la violencia de género, los traumas derivados de divorcios no amistosos o el papel la profesión periodística y del entretenimiento. La mala, que muy a menudo parece un circo de tres pistas: el último truco, tener a la protagonista por teléfono, intentando hacer subir la audiencia en la primera franja, la más floja, y anunciar después una bomba: Rociíto en directo frente a los colaboradores (escogidos minuciosamente, claro). Quizás aquel día estaría bien que llamaran a Lydia Lozano, y que le explique a la cara un tema muy feo en el que estaba involucrada como a periodista.
Lozano tenía línea directa con Antonio David Flores y un tal José a María Franco, empleado de Rocío Jurado y que filtraba informaciones interesadamente. Y el exguardia civil y Franco le explicaron una mentira como una catedral, según los papeles que enseñó el programa: el convenio regulador de los hijos Rocío y David. Antonio David pregonaba que aquel documento era un escándalo con cláusulas abusivas, y que había renunciado a mucho (cuartos, sobre todo) para poder tenerlos. La realidad, sin embargo, era como la noche y el día. Los papeles son claros, y la que cedía y renunciaba a determinados aspectos era Carrasco. Lozano compró la trampa (mantenida durante décadas) sin contrastar ni una coma, ni vio físicamente el convenio. Tan sencillo como eso. Pues no, prefirió explicar una mentira en platós y revistas y ea, a seguir. La profesionalidad de la canaria queda tocada, y ya son muchas las veces que la han pillado. La mayor, la de Ylenia Carrisi. Lydia se hizo la arrepentida, que no se lo imaginaba, pero ya son demasiadas veces cayendo en el mismo obstáculo. Tiene poca credibilidad.
La cosa podía haber acabado allí, pero afortunadamente para el espectador, últimamente cuentan con un tertuliano que tendría que ser fijo: el catalán Marc Giró. El de RAC1 está muy involucrado en la historia y la siente intensamente (se quedó sin palabras en un momento del docu, cosa extraña en Giró), aparte de ser inteligente y punzante. El repaso a Lozano, con tres bofetadas. La primera, suave, calentando la cosa, cuando le reprochó con ironía que sólo tenía la versión de Flores "o sea, que no sabías nada del tema. Lo digo porque vamos a estar dando vueltas". Después, la segunda, picaba más: "tú eres una mística. Hiciste un acto de fe". Su cara, definitiva. Pero lo que manda a Lozano besar el suelo fue un intercambio muy celebrado en las redes: "ah, ¿vas en poner de nuevo en duda la versión de Rocío?". "Oye, te estás pasando tres pueblos", le respondía. "Pues me puedo pasar más". Patapum. Este es Marc Giró. Genial, como siempre.
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Giró también tendría que estar el día que entrevisten a Carrasco en plató. O cuando sea, da igual. Tiene talento, valentía, mordacidad y juicio. Y es de los nuestros. No se puede pedir más.