El catalán está sufriendo. Una situación preocupante, según los últimos informes sobre el uso de lengua. Especialmente grave es lo que pasa con los jóvenes, que se decantan por el castellano haciendo un mal terrible a nuestra lengua, cultura e identidad nacional. Las razones de esta bajada son diversas: las campañas políticas en contra, el arrinconamiento y desprecio institucional y, no menos importante, la desaparición del idioma de varias plataformas audiovisuales, virtuales y de ocio. Los jóvenes (y muchos adultos) viven enganchados a servicios como Netflix o HBO, donde se impone el español, por no hablar de las redes sociales. Existe la corriente de pensamiento, también en Catalunya, que asegura que no sirve de nada, que no llega a todo el público. Por eso, por la fiebre de los clicks, de los 'likes' y de los seguidores, se pasan al castellano.
Seguir esta línea es contribuir a la destrucción lenta e inexorable de nuestro patrimonio. Pero como en todas las luchas más desiguales, hay quien forma parte de la resistencia, como si fueran los galos irreductibles de los cómics de Astérix y Obelix. Gente como Joel Joan, por ejemplo, que no claudica y firma todos sus tuits y publicaciones en catalán. Todo lo contrario de lo que hacen Dulceida, Paula Gonu o incluso Miquel Montoro, aquel niño mallorquín que triunfó expresándose su lengua pero se pasó al castellano para hacerse más famoso. Triste, pero real.
Entre los mencionados irreductibles también podemos incluir al actor Marc Martinez, que acaba de compartir una vivencia personal de su uso cotidiano de aplicaciones y plataformas diversas. Por ejemplo, Wallapop, el espacio de compra venta entre particulares más famoso. Marc, un hombre muy arraigado a la naturaleza, ha puesto en venta una jaula de madera para conejos que ya no utilizaba. Cuando fue a colgar el producto alguien le hizo una recomendación que volvía a dejar al catalán en una posición de debilidad absoluta: "En catalán no venderás nada". Afortunadamente no le ha hecho caso, y ha procedido a hacer la operación de subir la foto y escribir la descripción. Nada de 'jaula de madera para conejos', no. De hacerles el juego, ni hablar.
Una decisión que ha obtenido el premio que se merecía. Marc la ha vendido y, lo que es más importante, ha tardado poquísimo. De hecho, a la primera. Y no es que haya tenido la suerte de hacer un hallazgo descomunal, no. El primer contacto con el potencial comprador fue en español. ¿Qué hizo el actor de TV3 y Netflix, entre otros? Jugársela y preguntarle si le importaría comunicarse en el catalán original. La respuesta fue afirmativa y satisfactoria: "A pesar de haber recibido el 1.º mensaje en castellano, le he preguntado si podíamos seguir en catalán, me ha respondido: claro que sí. ¡Y aquí estamos! #catalalatac". Una vez había acabado el trabajo ha escrito este mensaje dedicado al amigo que le recomendaba no expresarse en su idioma: "Acabo de hacerlo, neng".
En catalán no venderás nada... si no lo intentas, claro. Hay que tener las cosas claras y ser paciente: el esfuerzo vale la pena y tiene recompensa.