Desde hace ocho años, Marc Ribas es una de las bestias comunicativas más importantes que tenemos en nuestra casa. Calidad que comparte con el hecho de ser un chef brutal, preocupado por la cocina de casa, y harto de ver cómo perdemos el norte por las cosas de fuera, en una Catalunya que quiere preservar desde sus fogones: "Quiero intentar mostrar la cocina catalana, aquí y fuera, como una cocina potente, moderna, divertida, sofisticada, suculenta, delicada" tal como se hace con la de fuera. Echa de menos aquí "tradición. Todo el mundo persigue cheese cake y yo propondría un pastel de queso. defiendo la cocina catalana en el territorio y en el sector primario. Tenemos que cuidar y preservar nuestro paisaje, ganaderos, pescadores..., si siempre nos vamos a buscar aguacate o nosequé de nosedónde, no sé qué pasará".
El presentador de Joc de cartes ha visitado L'eclipsi de TV3 y Catalunya Ràdio, conversaciones deliciosas con Roger Escapa, y de allí han salido algunas intimidades sensacionales en torno a la vida de este apasionado por las manitas de cerdo y las anchoas. Por ejemplo, se ha emocionado cuando el programa le ha plantado delante una caña de pescar. Pero no una caña de pescar cualquiera, sino la que él y su padre utilizaban cuando era pequeño, cuando prefería pasarse las horas libres yendo a pescar a alguna calita de Tossa de Mar en lugar de salir de fiesta y emborracharse: "Yo era el rey del pulpo... Tiro la caña muy bien, desde pequeño. Me ha ido bien siempre, siempre he pescado", dice socarrón, hablando de pescados y de lo que no son pescados.
En este sentido, ha hecho alguna jugosa confesión cuando en la parte final de la entrevista, han jugado al juego de la jenga, aquel donde tienes que ir sacando piezas de madera de una columna sin que esta caiga. Cada pieza llevaba una pregunta, y en un momento dado saca una que dice "¿Has tenido nunca relaciones sexuales en una cocina"?, y responde un "Sí", rotundo que no deja lugar a dudas. Escapa quiere saber más y Ribas le especifica que "la semana pasada... preliminares". ¿"Cómo es la cocina de tu casa"?, y el chef reconoce que "abierta"... ¿"La relación también"?, quiere saber Roger. "No"... ¿"Has visto? He sacado dos titulares: cocina abierta y relación cerrada".
La pareja de Marc no sabemos si está acostumbrada a que los fans y las fans reaccionen como lo hacen cuando lo ven o se lo encuentran por la calle. Y es que a menudo, los espectadores actúan con total impunidad, pasándose tres pueblos y tomándose unas confianzas que no dejan de sorprender al presentador. Un Ribas que reconoce que a menudo, cuando lo ven por la calle, muchos y muchas se cruzan con la potestad de tocarle cualquier parte del cuerpo. "La fama no me molesta cuando se tiene en cuenta que soy un ser humano. Por nervios, incapacidad o sorpresa, te encuentras con que a veces, cuando la gente te para por la calle, te tocan". Y le tocan y le han tocado de todo: "A mí me lo han tocado prácticamente todo menos mis genitales. El culo, los brazos, la espalda, la cara, la barba... Meterme mano en el paquete, de momento no"... Todo llegará.
Lo explica un Marc que reconoce que en sus inicios en el Cuines "me tapaban los brazos", pero no por los tatuajes, sino por los músculos. "Salía siempre con camisa porque era demasiado musculoso, para no asustar. Y la barba me la recortaron, la llevaba muy larga. Tampoco me dejaban pelar tanto del lado, me 'suavizaron' un poco". Marc Ribas, maravilloso, nos encanta su imagen, su cocina y todo lo que explica. Como él diría, "brutal".