Marc Ribas y Jordi Basté son dos comunicadores muy diferentes. Uno es un experto en cocina y entretenimiento, el otro es el que mejor domina la información y el magazín. Ribas se dedica a la televisión en TV3, Basté tiene su fortaleza en la radio, aunque hace incursiones en la pequeña pantalla. Ahora bien, comparten un estatus envidiable: son líderes en sus ámbitos profesionales. El 'Món a RAC1' es el programa más escuchado de las ondas radiofónicas, 'Joc de Cartes' y 'Cuines' son joyas de la tele pública. Y desde esta semana también comparten palmarés: han recibido un premio Ondas. El tercero de Jordi, el estreno de Marc. Estrellas, sin duda.
La jornada de entrega de los galardones de Radio Barcelona fue seguida con interés por EN Blau, especialmente por un detalle que no es menor: la gran mayoría de distinguidos eran catalanes. Una prueba irrefutable del interés que suscitan nuestros medios y profesionales, su impacto y carisma. Esta pareja de la que hablamos fue entrevistada y fotografiada por nuestro diario, aunque resulta imposible recopilar todo lo que pasó en el encuentro. Algunas conversaciones han quedado en la intimidad de los ganadores, con detalles interesantes, incluso emocionantes y curiosos. Afortunadamente, una de estas confidencias ahora es dominio público gracias al propio Basté, revelando un detalle de la parcela más personal del chef.
Jordi Basté sorprendido e interesado por los tatuajes de Marc Ribas
Jordi escribe en su dietario de La Vanguardia un pequeño texto en el que refleja la sorpresa que le provocó la llegada de Marc Ribas al palacete Albèniz de Montjuïc. Su aspecto, en el centro de la historia. Fuerte, barbudo, guapo, cañero, el cocinero y presentador es único, no pasa desapercibido. Basté describe la indumentaria y lo que dejaba ver el cuerpo musculoso de su interlocutor: "Viene con camisa arremangada y enseña unos tatuajes". No se puede aguantar y desata su curiosidad infinita, propia del oficio de periodista: "¿Cuántos tienes?". La respuesta, 2. Son visibles en su antebrazo izquierdo, un águila y unas plumas. Vuela alto.
El momento emotivo es cuando el conductor del 'Joc de Cartes' le confiesa a Basté que la obra no está acabada, como la Sagrada Familia. Quiere hacerse dos más y cambiar de registro: del cielo al mar. Ya tiene decidido cuál será el próximo: un calamar. Sí, han leído bien. Este delicioso cefalópodo, tan presente en nuestra cocina, no tiene un significado culinario en el cuerpo de Marc. La razón es familiar, sentimental, de raíces. "En honor a su padre, que era pescador". Ribas puede parecer muy duro con la coraza de su musculatura e imagen exterior, pero es tan sensible, sentimental y humano como el resto. La familia es muy importante para él, desde sus padres a sus hijas. No es ningún Geyperman, dicho con todo el afecto y respeto. Está muy vivo. Y la promesa lo acredita.
Ahora nos queda saber de que irá el cuarto y, presumiblemente, último tatuaje. 'Joc de tatus'.