"Ahora llega la Navidad, mataremos el gallo, y a la tía Pepa le daremos un trozo". Muchas familias catalanas tienen en la cabeza esta canción popular ('Ara ve Nadal') propia de estas fechas tan especiales. Seguro que en el hogar de Marc Ribas, el chef más famoso de TV3, pasa lo mismo. Por dos motivos de peso: el primero, porque es un canto muy propio de los chiquillos, y el presentador del 'Joc de Cartes' tiene dos hijas pequeñas, Ona (6 años) y Sira (2). El segundo es evidente: su letra toca el tema que más domina: la manduca. Lo tiene todo.

Ribas, como bien saben, no sólo es el conductor del concurso culinario que arrasa semana tras semana en audiencias, haciendo líder indiscutible a TV3. También está al frente del 'Cuines' (junto con Gessamí Caramés), el espacio que nos enseña a preparar recetas bestiales justo después del Telediario. Un programa que lleva más de 1.000 emisiones y que este viernes 24 de diciembre nos ofrecerá un capítulo especial y, evidentemente, muy navideño: una jornada en la que preparará el plato típico del 25, la escudella. Para lamerse los dedos.

Marc Ribas en 'Joc de Cartes' / TV3

Si no tienen suficiente con el espectáculo de verlo preparar este plato tan catalán, Marc nos traerá una sorpresa que hará las delicias de los espectadores. Tendrá la mejor ayudante que podría encontrar, la pequeña Ona. De hecho, nos enmendamos: no será una 'pinche', no. Ribas es contundente: "Es la jefa". Cocinarán a 4 manos dejando una estampa maravillosa para los fans del programa, y un recuerdo familiar imborrable. Aunque hemos de decir que Ona esto de la televisión lo tiene por la mano: participó en otro 'Cunies' especial al acercarse la Verbena de Sant Joan, y en la que prepararon la coca tradicional de esta festividad.

Marc Ribas con su hija Ona / @madxef

Ribas nos pone los dientes largos en su cuenta de Instagram, seguido por 121.000 fieles de sus programas y sus restaurantes: comparte una imagen preciosa de padre e hija durante la grabación de este capítulo. Da gusto verlos entre galets de todo tipo y condición, la verdad. Pero lo que realmente es emocionante es la mirada de la niña y el orgullo de su progenitor. Hay que añadir, además, que comparando esta imagen con la del pasado mes de junio nos damos cuenta de una obviedad, sí: que los pequeños crecen a una velocidad demasiado rápida y fugaz. Un hecho que a menudo hace sufrir a madres y padres, por aquello de intentar congelar el tiempo y los mejores años de nuestras vidas. Hay que aprovechar cada segundo, porque no vuelven.

Marc, Ona, no nos lo perderemos. Y no dejaremos nada en el plato. Feliz Navidad a vosotros también.