'La Noche D' de Dani Rovira estrenó su segunda temporada en TVE . Una vuelta con regusto dulce: el programa fue entretenido y la audiencia no le volvió la espalda. O al menos no del todo, cómo pasa a menudo en la pública española: un 9'5% de 'share', a años luz de los 20 que hace 'Masterchef Celebrity', pero sin estrellarse como otras propuestas de la casa. Así están las cosas en Torrespaña: se tienen que contentar con hacer los números de Cuatro o La Sexta en un día bueno. El humorista andaluz puede sacar pecho del trabajo realizado y de los resultados.
De hecho consiguieron un hito impensable en la televisión actual: sorprender (de verdad) a sus invitados. Concretamente, al matrimonio de Marcelo Vieira y Clarice Alves: la entrevista al defensa y capitán del Real Madrid ocupó buena parte del show, aprovechando el hecho insólito de tener a un crack de la Liga en un programa de entretenimiento. Les cogieron en fuera de juego clarísimo con un gag desternillante protagonizado por Silvia Abril y Edu Soto, que interpretaban a un matrimonio que habían montado un club de fans de la pareja. Con carpetas forradas con fotografías y peticiones de firma de balones incluidas. Marcelo lleva en España desde 2006, pero se ve que no ve demasiado la tele, porque no tenía ni idea de que la parejita de frikis eran dos humoristas de categoría. Y se lo tragaron.
Todo empieza con un momento lacrimógeno: Dani Rovira lee una carta de dos seguidores incondicionales del hombre y la mujer. "Tal vez para la gente solo seáis una pareja famosa, pero para nosotros sois un modelo y una inspiración para ser mejores". Marcelo o es muy buen actor o es la viva imagen del día de los Inocentes, porque estaba a punto de llorar. "Nuestro sueño es conoceros y daros las gracias por haber hecho tanto por nosotros". El siguiente paso era claro: hacerles pasar a plató. Ni siquiera las pintas de Abril y Soto les hicieron sospechar de que todo formaba parte de una broma. Maravilloso.
El acting tuvo de todo, pero vaya, que de creíble tenía poco. De divertido, sin embargo, mucho. Bailaron, cantaron, hablaron portugués, hicieron un juego del tipo "tu media naranja", soltaron un montón de chistes de "gente de provincias"... pero el madridista no daba la impresión de que se diera cuenta de la trampa. Eso sí, remaron a favor del espectáculo en todo momento, agradecidos con la devoción de sus fans más extraños. Desde casa la impresión era otra, claro: muchos se partían de risa con la situación surrealista: "Me están dando pena", "qué triste no saber quienes son"...
En defensa del merengue diremos que quizás que a Soto y Abril les pasaría lo mismo cuando hablas de fútbol: ni idea de quién es Gavi, Raúl de Tomás o Gayá, por poner un ejemplo. Pero vaya, que verlo por la tele tiene cierto aroma a ridículo.