22 años. Ha llovido mucho, sí. En el año 2000 la televisión en España vivía una verdadera revolución. Empezaba una era, la de los reality shows. Lo hacía gracias a un formato que, como tantas otras cosas, ya triunfaba en Europa, en los EE.UU. y en el Reino Unido: el 'Big Brother', aquí conocido como 'Gran Hermano'. Aquel estreno fue un auténtico boom: 10 personajes absolutamente anónimos exponían sus vidas durante las 24 horas del día encerrados en una casa llena de cámaras. Nadie se imaginaba el impacto que aquel experimento televisivo y sociológico tendría en sus existencias, claro. Para Telecinco, un éxito. Para los concursantes, no tanto. Hay quien ha triunfado, sí, pero otros... otros no tanto. La gloria, por ejemplo, para Ismael Beiro, ganador de la edición y actualmente posible candidato a la alcaldía de Cádiz. La otra cara de la moneda la representan gente como Marina Díez, arruinada, enferma y desahuciada. El blanco y el negro. Y entre medio, diferentes tonalidades de grises.
Por ejemplo, el caso de la primera expulsada: María José Galera. Una mujer que llamaba mucho la atención al espectador, decidida, valiente, atractiva, potente. Y fugaz: solo aguantó 11 días en la casa. Eso sí, vaya 11 días. Fue pionera en los romances y las carpetas, liándose con Jorge Berrocal, un militar que perdió la cabeza por la sevillana. Mientras vivían su idilio, la desaparecida revista Interviu se hizo eco de su pasado ligado presuntamente a la prostitución. Aquello formó un alboroto terrible, provocando su expulsión y la frase del novio, "quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza". Historia de la tele, sin duda.
De vivir la fama y la polémica a arruinarse y reinventarse: la vida de María José Galera con 53 años
María José salió de Guadalix de la Sierra convertida en un fenómeno mediático. Rentabilizó este episodio de forma muy notable, también cuando la audiencia echó a Berrocal. Su relación duró lo mismo que un caramelo en la puerta de un colegio. El dinero de las exclusivas, de las visitas a 'Crónicas Marcianas', etcétera, también. Galera lo invirtió en diferentes negocios que no fueron bien, y a medida que el interés de Telecinco y las revistas disminuía, la lucrativa fuente de la que bebía se iba secando. Lo que no sabíamos, sin embargo, es que la situación ha llegado a ser bastante crítica. Dio bastantes detalles el sábado pasado en el 'Deluxe', hablando de ruina y de un recorrido laboral bastante ecléctico: camarera de bar, dueña de un club de pádel, comercial de compra venta de vehículos, intentos de convertirse en cantante... Nada ha funcionado como ella hubiera deseado. Lo más sorprendente, sin embargo, ha sido conocer su actual empleo: guardia de seguridad en conciertos.
Las imágenes de María José Galera como guardia de seguridad en conciertos
Galera tiene actualmente 53 años, y a pesar de los batacazos de la vida sigue luchando y formándose. Aspira a ser escolta privada, y mientras llega (o no) este día, va haciendo trabajos de seguridad en grandes recintos musicales. Asegura que este trabajo le está salvando la vida, porque ha recuperado las ganas de vivir y de hacer cosas. Tiene cierta gracia, porque mientras cuida de la gente se está cuidando a ella misma. "Estoy feliz y realizada personalmente. En el trabajo estoy creciendo. He vuelto a vivir". Dice que a veces la reconocen haciendo esta tarea, ella se lo toma con filosofía y humor. Nos alegramos por ella, claro que sí. Esperamos que esta profesión le dure mucho tiempo.
Los juguetes rotos de la televisión también tienen solución. María José Galera es un ejemplo. Mucha suerte.