Una de las personas más maravillosas que hay en TV3 es, sin ningún tipo de duda, la gran Maria Nicolau. La chef es, no solo una crack en su trabajo, genio absoluto entre fogones, sino que también es una comunicadora de primer nivel y una persona encantadora. Próxima, optimista, divertida, natural, sincera, humilde, trabajadora, auténtica... Lo tiene todo. Y por si no fuera suficiente, nos acaba de emocionar a los espectadores de TV3 con sus palabras y una durísima confesión del que probablemente haya sido el peor momento de su vida, del cual afortunadamente pudo salir, y que ahora ha explicado de manera conmovedora en Col·lapse de Ricard Ustrell, saltándole las lágrimas. A ella y a los espectadores. Y eso que nos tiene acostumbrados siempre a su sonrisa gigante y su mirada socarrona detrás de sus gafas. Pero este sábado nos sobrecogió más que nunca:
"Eso fue... una mierda. Muy duro. Ay... perdona", dice ella en un momento de la conversación en que no puede reprimir la emoción. Maria, a quién hace tiempo que vemos preparando las mejores recetas en el Cuines, o en el Tot es mou al lado de Helena Garcia Melero, que ha escrito un libro maravilloso, Cremo!, y a quien descubrimos en un El Foraster cuando Quim Masferrer fue a Vilanova de Sau, donde estaba ella, que ya entonces pregonaba que su cocina era como es ella: "¡Pues como soy yo! De casa, que te soluciona la mandanga, que con cuatro duros te hago tres cositas estupendas. Esta es la buena. Será que no han dado la tabarra los 'top-chefs', Masterchefs, 'SuperChefs' y 'Chusquitres'. ¿Sabes que las pasa a estos? Que no cocinan en casa. Llegan a casa, se meten cuatro Donettes para no caer desmayados y se van a ver una serie de Netflix para bajar el biorritmo"...
Maria, una mujer auténtica. Ahora la vida le sonríe, pero las ha pasado canutas... "Llegó un momento que me encontré sin casa, sin trabajo, con una hija, con una bolsa, y la vida metida en veinte cajas de cartón en medio de la calle. Me enfadé tanto, no era justo". Maria, trabajadora incansable, haciendo las horas que fuera, nunca le ha faltado de nada a su hija, y que se encontraba en una situación durísima. "¿Cultura del sacrificio? ¿Y yo no hago más que comer mierda? Estaba cansada, frustrada, indignada, me dolía todo. ¿Qué hice? Decir 'se ha acabado'. Fui a un bar de pueblo, 'déjate estar de orgullo y ponlo en práctica. Si eres buena, pon a prueba lo que sabes y hazlo realidad'". Confiaron en ella, puso a la niña en la escuela, las cajas en una habitación encima del restaurante del pueblo y resurgió como el ave Fénix. "Fue una mierda... Perdona. Pasas miedo porque tienes una niña pequeña que depende de ti. Diferente es que hubiera estado sola y buscarme la vida, pero con una hija, la tienes que poder llevar a la escuela e irla a buscar".
���� @MAlbercocs: "Me encontré sin casa, sin trabajo, con una hija y la vida metida en veinte cajas de cartón en la calle"
— 3Cat (@som3cat) May 26, 2024
Maria Nicolau comparte una de las etapas más duras de su vida
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Como ella dice, rotunda, "te miras las fotos de los grandes congresos gastronómicos, y las élites, y la gente que triunfa, y se pregunten: '¿Donde están las mujeres'?... ¿Dónde están?: ¡¡Yendo a buscar a los hijos a la escuela, poniendo lavadoras...!! Lo que me daba miedo es que a ella, a mi hija, no le faltara de nada".
Maria Nicolau, maravillosa.