O con ella, o contra ella. No hay término medio en Telecinco con el caso Rocío Carrasco. Poner en duda el más mínimo aspecto de su testimonio es peligroso: que te metan en el saco de colectivos machistas y ultras. O cómo dice Carlota Corredera, de los "negacionistas". Con aquella alegría. Que Antonio David Flores es un ser muy poco recomendable es un hecho indiscutible. Pero si osas decir que Carrasco no ha actuado bien con sus hijos, o que ahora es ella la que los está utilizando en televisión, la llevas clara. También si desconfías de Fidel Albiac, al que 'Sálvame' va camino de canonizar. Las represalias por ir a contracorriente son conocidas: broncas públicas, señalamientos e incluso, menos trabajo en los programas de Óscar Cornejo. Un clima complicado para ejercer libremente la profesión periodística (del corazón, sí), y que provoca situaciones que no pasan desapercibidas. Como lo que le ha pasado a María Patiño, hasta ahora crítica con Rocío y Fidel.
Patiño se ha enfrentado a ambos, directa e indirectamente. La más recordada, el encontronazo durante la entrevista en plató de la protagonista, y en la que participó Albiac, con quien tuvo conflictos judiciales. Aquella intervención le provocó un montón de ataques, aunque nunca retrocedió. Por eso muchos le han colocado el cartelito del bando de los malos de la película, y de allí no la sacan. No lo hacía por intereses personales, si no por su experiencia vital y profesional. Precisamente lo que la ha conmovido al oír el relato de Rociíto hablando de cómo dejó que su hijo David Flores se quedara con su padre, a pesar de sus circunstancias. Patiño ha alabado a la madre al dejarlo ir y no provocar un drama mayor a una persona con capacidades especiales: "me ha calado. Ha puesto a su hijo por encima de todo, de ella misma, de sus necesidades, de su imagen pública y eso es la esencia de ser madre". Un giro radical con respecto al discurso habitual, y que ha provocado la ovación de los compañeros de programa. Una ovación, por cierto, que sonaba a "te perdonamos, vuelves al redil."
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La periodista hace funambulismo cada tarde en Telecinco. Ahora parece segura porque tiene la red bajo sus pies. Pero cualquier "error" puede hacer que se estrelle. Y una de estas veces quizás es la definitiva. Tiene mucho que perder: no sólo la silla de 'Sálvame', también su posición como presentadora del 'Deluxe' o 'Socialité'.