María Patiño es probablemente la mente más clara en todo el asunto Rociíto. No vive pegada a Rocío Carrasco como Terelu y Belén Rodríguez, que coincidieron con la hija de la Jurado en el programa Día en día de M. Teresa Campos donde se forraron. No tiene los vínculos con Óscar Cornejo de La Fábrica de la Tele tan profundos para fustigarse como están haciendo Jorgre Javier y Belén Esteban. No está a favor ni de un ex cónyuge ni otro: se ha matado con Antonio David en los platós y se ha enfrentado al tenebroso Fidel Albiac en los juzgados, donde le derrotó. Su tuit es el mejor de todos lo que se han publicado:
En toda esta miseria, una guerra a muerte entre un matrimonio mal divorciado que se detesta, perderán los hijos, adultos, y los periodistas que vayan dando volantazos. Patiño tiene razón: "Fidel Albiac argumentó problemas psicológicos para ganarme en los tribunales. Me escucharon y gané. Hoy sólo hay un ganador: Él". En Derecho, cuando hay un crimen, siempre hay que preguntarse: ¿qui prodest? ¿a quién beneficia lo que está pasando? Solo a uno. Rocío Carrasco arrastra al barro a su ex, que no hará TV durante un tiempo. Antonio David queda muy tocado.
Los hijos destruídos por sus padres inmaduros, incapaces, resentidos. Rocío Carrasco queda como una desequilibrada diagnosticada a quien la justicia no da la razón e incapaz de coger un coche y hablar con sus hijos. Quien gana es el de siempre: Fidel Albiac. Se lo queda todo: el millón de la exclusiva, la mujer, aislada de los suyos, y no recibe ni un arañazo. No ha pisado un plató. El trabajo sucio lo ha hecho la pobre Rocío.