De eso de la influencia de los influencers hemos hablado a menudo a EN Blau, y la reflexión es clara: la línea de lo que sería la buena y la mala influencia es tan delgada que muchos se la saltan con una alegría escalofriante. Lo que transmiten es frivolidad, prejuicios, ignorancia y falta de respeto. Incluso colaboran en la perpetuación de estereotipos nefastos. De los que hacen retroceder décadas en el tiempo, en derechos, en libertades. Vaya, esta película nos suena, se titula PPVOX. Pues mira qué casualidad que la protagonista del episodio que nos ocupa es alguien bastante afín a estos partidos políticos. A estas ideologías. Al españolismo militante. Hablamos de Marta Pombo, influencer famosa, pero mucho menos que su hermana María, la del himno en la boda y las manis de 12-O.
Marta es más mayor que María. En edad y también en capacidad para meter la pata. La lío cuando publicó por error un vídeo en el que ponía a parir un producto dietético, unas galletas. Era una conversación con amigos confesándose por el post publicitario que acababa de publicar en su cuenta: : "A vosotros os debo la verdad y nada más que la verdad, no podía decir que las tortitas sabían a dieta. Hay gente a la que le gustará pero a mí no. Pero no podía dejar así a la marca, ¿me entendéis? Tenía que decir algo positivo". Fenomenal. Ahora vuelve a ser noticia por una situación similar en el planteamiento y en desenlace desastroso. Su sinceridad vuelve a ponerla en problemas.
Marta Pombo y las "marimachos", comentario desafortunado
Resulta que Marta ha ido de compras y ha enseñado el modelito adquirido en las tiendas de una marca muuuy conocida. No solo lo enseña, también lo luce. Unas bermudas y una blusa color crudo, muy veraniego todo y fabricado el lino. Ideal. Le queda muy bien, está contenta. Y mira que tenía dudas. Eso de llevar pantalones cortos no le convence. Es más para "marimachos". Hala, ya ha salido el gordo. Un término despectivo, antiguo, casposo, ofensivo y homófobo, sí. Ni la RAE ni sus definiciones salvan a Marta, porque diga lo que diga el diccionario consultado, en todos ellos pone que es un término peyorativo. Tanto como "bollera", "tortillera", "camionera" y tantas otras acepciones lamentables. Este es el vídeo. Ah, lo peor es la cara y cómo se justifica.
La red tritura a la hermana de María Pombo por homófoba
Las reacciones son contundentes y abundantes, como corresponde a una estrellita virtual que comete un acto tan desafortunado. "No me sorprende", "sinvergüenza", "no da una, luego vienen los lloros", "catetilla"... Otro éxito de Marta, la más moderna de la galaxia.
Ea, a seguir influenciando. Vamos bien.