María Pombo es una de las influencers más top del panorama español. Tiene más de 3 millones de seguidores y una cola de marcas, empresas y servicios tocando su puerta para convertirla en embajadora de sus productos. Presume de una vida de ensueño, con sus dramas personales, su marido ideal, los niños de catálogo, amistades y planes exclusivos, pero muy casera, familiar y próxima al mismo tiempo. La tipa perfecta, oh my gosh. Tan perfecta que a menudo provoca el efecto contrario, el de repulsión. El cliché se la come a menudo, el de pija madrileña con muchas ínfulas. Y como buena esnob de la capital de España, a la Pombo no la gana nadie a patriota, a españolísima, a orgullosa defensora de la nación y de su unidad. En su bodorrio con Pablo Castellanos sonó el himno nacional. Y si hace falta, coge la banderita y se va a las manis de la Plaza de Colón, siempre destacadas por su pluralidad. "Si la gente quiere relacionar eso con VOX o con ser facha que lo hagan. Odian a mi país", dijo en una entrevista. Sin embargo, hacía tiempo que no abría la boca al respecto. Se ve que las críticas no las llevaba bien del todo.
"Hace tiempo que dejé de opinar", escribía hace unas horas desde un restaurante supercuqui, mientras España se iba al garerte y Ferraz ardía por el fuego de neonazis, falangistas y sus queridos cayetanos. "Parece que cada vez tenemos menos libertad". Claro que sí, hija. Los personajes que piden taxis compulsivamente en Madrid desde hace algunas noches, los que se pasean con banderas anticonstitucionales, los cánticos xenófobos, himnos franquistas y el tufo a homofobia que hace ponerse una pinza en la nariz es un fenómeno meteorológico. No tus colegas haciendo lo que les da la gana, rabiosos porque han descubierto de repente una cosa que se llamademocracia. El caso es que para no poder hablar, la influencer habla y por los codos. Y opina, se moja y se revuelca en el barro.
La estrella virtual considera que la realidad actual es muy triste, y convierte su perfil de Instagram en la llorería by María Pombo. Que no tiene ni idea de gran cosa queda acreditado una frase más tarde: "Lo que está pasando en España es un claro ejemplo de que cada vez nos alejamos más de una democracia y una igualdad para todos los ciudadanos". Es que no hay por dónde cogerlo, la verdad. Que deje de hacerse daño. Pero no, va caliente, como los contenedores en llamas: "La sed de poder a toda costa y a cualquier precio de personas con tanta responsabilidad es lo más peligroso para un país". Pombo, estadista en horas libres, visionaria según el día y, sobre todo, la nueva musa de VOX. Lidia Bedman, échate a un lado. "Las leyes deberían ser inquebrantables para todos, no solo para algunos y mucho menos para gente que odia y quiere separar a España. Qué tristeza y qué injusticia". Nos ha matado, no tenemos ánimo de enmendarlo, da pereza. Punto, sin embargo, para la Pombo: se ha preocupado de pasar el texto por un corrector ortográfico. Que no es tan habitual entre sus iguales.
Después de quedarse tan tranquila a través de un story, han empezado las reacciones. Y fruto de una investigación profunda, las redes han llegado a una conclusión: no es que sea facha, no. Es que los está pasando por la derecha. Estamos a dos minutos de verla subida en el estanco de Ferraz, como Isabel Peralta. Desde allí se hará un par de posts, tres menciones publicitarias y un reel super chulo. Todo por la patria.