Nunca una sobremesa fue tan larga como la que tuvo Mariano Rajoy con su equipo de confianza durante el jueves que se debatía su moción de censura. Después de la sesión matinal, que fue prácticamente un cara a cara entre él y su sustituto, Pedro Sánchez, el Congreso de los diputados interrumpió la actividad hasta las 3 del mediodía.

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El todavía presidente del gobierno aprovechó el receso para coger fuerzas, las pocas que le quedaban. Probablemente se olería la decisión del PNV. Agur, Mariano. Rajoy, con María Dolores de Cospedal, Íñigo de la Serna y otros miembros del think tank presidencial, salieron del hemiciclo cuando pasaban pocos minutos de las 14h del mediodía. Fueron al restaurante Arahy, en la calle de Alcalá, pero lo único que estaba almidonao no era la falda, sinó el ánimo de Rajoy.

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Se estuvieron hasta las diez y cinco minutos de la noche. Café, copa y puro. Y a juzgar por las horas, café, copa y puro y chupito de limoncello y chocolate con churros para merendar y lo que hiciera falta. Ocho horas en un restaurante ahogando las penas. ¿Cómo? Quizás no con limoncello, pero sí con whisky. Según ha confesado esta mañana Eduardo Inda en El programa de Ana Rosa, Rajoy y compañía se 'pimplaron' dos botellas de mientras debatían si dimitir, si continuar o si coger un billete a la Conchinchina. Puedes ver el momento cliqueando en la foto:

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En el escaño de Rajoy, Soraya colocó su bolso, "una vergüenza" para un indignado Pablo Iglesias. Pero el álter ego del bolso, el Rajoy de carne y huesos, estaba llorando las penas en el restaurante. Y casi literalmente. Según parece, se abrazó afectuosamente con el propietario del restaurante antes de marcharse, con los "ojos al límite de las lágrimas", según el tertuliano de Ana Rosa. Quizás el propietario del bufet también lloró de la emoción al ver la cuenta que tenía que cobrar por la comida. El local ofrece un entrante y un segundo por 29,50 euros, con una oferta para menús de grupo de unos 60 euros. Tiene como especialidad el pez mantequilla trufado, las croquetas cremosas de boletus, variedades de atún rojo, ceviche, sashimi, tataki y la carne de vaca rubia gallega. Pero el gallego protagonista de ayer no era ninguna vaca.

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Rajoy ha llegado tarde esta mañana a la sesión de la votación y muchos ya pensaban que la comida-merienda-cena se había convertido en comida-merienda-cena-resopón-desayuno, si no fuera porque había documento gráfico de la salida del restaurante. Pero Rajoy seguro que hubiera preferido quedarse en el Arahy y no salir hasta la próxima convocatoria de elecciones. Porque en la votación se ha confirmado el 'Sí' a la moción de censura. Y en la Cámara Baja no tenía dos botellas de whisky a mano para pasar el mal trago.