Álvaro de Marichalar necesita atención. El excuñado de la infanta Elena se ha erigido en uno de los principales defensores de Tabarnia, y hace meses que deambula por Barcelona evangelizando a los catalanes para que no piensen en cosas amarillas.
Pero la cruzada españolista de Marichalar no se restringe a Catalunya. Con el acuerdo entre la UE y el Reino Unido sobre el Brexit casi listo, ahora les toca recibir a los británicos.
Marichalar es hijo de los condes de Ripalda, se crió entre las altas esferas y tiene grandes dotes de diplomático. O eso es lo que él piensa.
En un momento de hiperventilación españolista, Álvaro de Marichalar ha pensado que sería una buena idea asediar a periodistas y a políticos británicos a través de Twitter.
Una de sus víctimas, Theresa May. "Teresita", la llama. "Sé honorable y no te comportes como una okupa. Gibraltar pertenece al Reino de España, y lo sabes. A pesar que los británicos no habéis sabido como comportaros los últimos 300 años, los españoles os queremos y os perdonamos (de momento) por okupar ilegalmente a nuestra querida roca". Y sigue acusando a los ingleses de "piratería", por su "inútil actitud de tontos".
En el punto de mira del nuevo héroe nacional español también se encuentra una periodista británica, Julia Macfarlane. La periodista compartió un artículo de Sky News con el comentario "si vamos a la guerra con los españoles, que sea por la tarde cuando continúan con la siesta".
El orgullo patriótico de Marichalar está herido. La periodista ha puesto el dedo en la llaga y él no duda en responder. "Estimada Julia, respeta y compórtate. Sé educada. Intenta madurar. No 'juegues' con la 'guerra'. Recuerda la lección de Blas de Lezo a Vernon en Cartagena de Indias. Gibraltar no es más que otro acto inútil de piratería". Y no se detiene aquí. "Tu pobre y abyecto tuit es otro acto pirata contra el honor de Inglaterra".
Marichalar es el Rambo español. Sólo le faltar escalar la roca y asustar a los monos, para plantar la bandera. De momento consiguió el hito llevar la 'rojigualda' a Sant Jaume. Los británicos lo esperan con los brazos abiertos y una taza de té sobre la mesa.