La familia Roca, considerada como los mejores restauradores del mundo, ha vivido el peor mes (largo) de sus vidas. Un grave accidente de tráfico ponía sus vidas patas arriba: el que sufrió Marina, hija de 17 años de Joan y Anna Payet, su mujer. Pocos sabían este terrible incidente y que estuvo muy cerca de llevarse por delante la vida de la joven: Joan lo ha explicado en una entrevista con la periodista gastronómica de 'La Vanguardia', Cristina Jolonch: "te llaman una tarde, y tu hija está camino del hospital, ha sufrido un grave accidente. El mundo se te hunde". Afortunadamente y después de una dura lucha en la UCI, Marina se ha recuperado contra todo pronóstico. De hecho, ya está en casa, y han podido celebrar su "vuelta a la vida". Pero las cicatrices, y no precisamente las físicas, todavía hacen mucho daño.
Marina se pasó 35 días en cuidados intensivos, de los cuales 15 en coma, en el hospital Josep Trueta de Girona. "El golpe es muy duro, y hace que te replantees muchísimas cosas". Por ejemplo, su visión sobre el sistema de Salud y el trabajo de los sanitarios. Los elogia por ser "importantísimos. No había estado nunca en una UCI, y he ido cada día. Me he encontrado con gente que lo estaba dando todo". También requirió la ayuda de los profesionales del Instituto Gutmann de Badalona, especializado en la neuro-rehabilitación. La situación era muy extrema, pero la salvaron. El agradecimiento es infinito a todos ellos, incluso reconociendo que quizás no era consciente cuando pedía que la hostelería reabriera inmediatamente a pesar de la pandemia: "yo defendía dejarnos abrir, y ahora no es que me sienta culpable, pero me doy cuenta de que detrás de los restaurantes hay un sistema de salud que trabaja por encima de sus posibilidades".
Joan asegura que este trago le ha cambiado para siempre. "Es imposible ser la misma persona, esto te golpea muy fuerte". La revelación sobre la fragilidad de la vida y de los peligros de los accidentes de tráfico es contundente. Un papel importante lo ha jugado la familia, volcada totalmente en la recuperación. Por ejemplo, el calor de sus hermanos Jordi y Josep, la santísima trinidad del espectacular restaurante de Girona. Todos juntos vivieron "una montaña rusa de emociones y diagnósticos", y esta unión le hace sentir orgulloso porque "durante los últimos años solo habíamos vivido celebraciones. Estábamos mal acostumbrados". También darse cuenta de que hay cosas mucho más decisivas que el trabajo y el reconocimiento: "he parado mi vida, estaba ausente, y todo funcionaba perfectamente"
Joan aboga por aprovechar cada instante al máximo y no perder de vista la vulnerabilidad del ser humano. Marina ha salido adelante y esta es la gran suerte de una experiencia terrorífica. Felicidades a la luchadora y a toda el clan del Celler de Can Roca por esta gran noticia.