San Lorenzo del Escorial es este viernes 21 de octubre el epicentro del nacionalismo español más exacerbado. En esta localidad madrileña se encuentra una finca que ha sido invadida por 400 invitados muy españoles y mucho españoles convocados por su ídolo: el escritor peruano Mario Vargas Llosa. El Nobel de Literatura, madrileño del año 2022 y evasor fiscal pata negra está reeditando una fiesta, aquelarre o llámenle como quieran que estremece: el homenaje de la Cátedra Vargas Llosa, una excusa para hacer una comida de hermandad, capea, sol y sombra y derivados con las grandes figuras del mundo facha. Una iniciativa que puso en marcha en 2021 y en la que no falta, evidentemente, su pareja Isabel Preysler. Ella es la que le pone glamur a la cosa, acompañada por una de las hijas, Ana Boyer. No hemos visto a Tamara Falcó, pero es que tiene mucha plancha, pobrecita. En cuanto al resto y al glamur... eso es otra historia.
El álbum de cromos del acontecimiento es repasar el who is who de la familia derechonísima españolista. Muchos de los asistentes repiten, se ve que el año pasado se lo pasaron tan bien que han dejado todo lo que tenían entre manos para no faltar a la cita. Por ejemplo, Albert Rivera (alias empleado del año), Cayetana Álvarez de Toledo (con un abrigo muy discreto) o José Luis Martínez Almeida (vestido de primera comunión). Otros que se han dejado caer han sido el matrimonio Aznar - Botella, Esperanza Aguirre, Begoña Villacís... Todo superplural de la muerte, oiga. Eso sí, a Pablo Casado no lo hemos visto. A Feijóo, tampoco. De Toni Cantó ni flowers, ni tampoco de Ayuso, aunque no descartamos que aparezca en el último momento, porque Madriz es libertaz, y la presidenta es precisamente la que lo galardonó con el premio de madrileño del año. El idilio ideológico entre ambos es de estudio.
Otros personajes invitados a la cita han sido Juan Luis Cebrián, Mar Flores, Paco Lobatón o Los del Río, que pondrán música (entre comillas) a la juerga madrileña. Después del festín y antes de la discotheque pasarán por la pequeña plaza de toros que existe en la finca, donde disfrutarán haciendo sufrir a un animal indefenso, como mandan las tradiciones más arraigadas de esta parroquia gracias a Cayetano Rivera. Un Cayetano que tendría que preocuparse más por la salud de su hermano Kiko Rivera, pero él sabrá. Una jornada de convivencia carca de las que afortunadamente sólo hay una al año. Cuánta caspa y naftalina juntas, muy fuerte la cosa.
Confirmado: el pasaje del terror ha cambiado su ubicación en la capital de España.