El romance entre Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler fue oficializado en 2015, pero pocos sabían que la atracción del premio Nobel por la socialité comenzó más de tres décadas antes. Entre secretos, encuentros casuales y rumores, este amor prohibido permaneció oculto, mientras ambos seguían caminos separados junto a sus respectivas parejas. Corrían los años 80 cuando Vargas Llosa e Isabel se conocieron en una entrevista para la revista ¡Hola! que marcó un antes y un después en sus vidas. Era 1986, y mientras el escritor vivía en Estados Unidos con su esposa Patricia Llosa, Isabel comenzaba su mediático romance con Miguel Boyer tras divorciarse de Carlos Falcó. En ese momento, la atracción fue inmediata pero imposible, ya que ambos estaban comprometidos con otros.

Ese verano, el destino los reunió en Marbella, donde con sus respectivas parejas compartieron cenas y eventos sociales. Sin embargo, los rumores no tardaron en encenderse: ¿había algo más que amistad entre Isabel y Mario? Mientras los titulares hablaban de una supuesta atracción, ellos mantenían las apariencias. Isabel, coronada como "la reina de corazones" de la sociedad española, negó rotundamente cualquier implicación romántica, pero las especulaciones ya estaban fuera de control.

Rumores desatados: la supuesta infidelidad que llevó a Miguel Boyer al borde de la desesperación

Las habladurías llegaron a niveles insospechados: se dijo que Miguel Boyer había intentado suicidarse tras descubrir una supuesta infidelidad entre Isabel y Mario. También se comentó que Isabel veía en Vargas Llosa al hombre ideal para convertirse en Primera Dama de Perú, alimentando la idea de que su amistad escondía algo más. Sin embargo, ambos continuaron con sus actividades sociales, manteniendo una relación cercana pero, aparentemente, inocente.

Tras la muerte de Miguel Boyer en 2014, las piezas comenzaron a encajar. Vargas Llosa, distanciado emocionalmente de su esposa Patricia desde hacía años, reavivó su conexión con Isabel Preysler. Fue un crucero entre México y Perú el que terminó de sellar el destino de la pareja. A partir de ese momento, la química entre ellos se hizo evidente, y el escritor, según allegados, habría confesado: "Esta vez no voy a esperar treinta años".

El romance que el mundo no podía ignorar

El romance, que comenzó en secreto, no pudo ocultarse por mucho tiempo. Seis meses después de la muerte de Boyer, Isabel y Mario fueron fotografiados juntos en un viaje a Londres patrocinado por Porcelanosa. La pareja también fue descubierta por los paparazzi en Miami, y poco después decidieron oficializar su relación, dejando atrás décadas de especulaciones. Mario Vargas Llosa no solo dejó atrás su matrimonio con Patricia Llosa, sino que también se mudó a la casa de Isabel en Madrid, donde compartieron viajes por la Costa Azul, cenas exclusivas y eventos en el Teatro Real.

Durante años, disfrutaron de un amor que, aunque tardó en materializarse, finalmente venció los obstáculos del tiempo y las habladurías. Sin embargo, casi ocho años después, la relación llegó a su fin. Aunque los motivos reales siguen siendo un misterio, muchos aseguran que la intensidad de un amor tan esperado terminó siendo su mayor desafío. Ahora, ambos continúan sus vidas por separado, dejando atrás una historia marcada por el secreto, la pasión y la inevitable atracción que los unió durante más de tres décadas.