París bien vale una misa. Esta frase, atribuida a un Borbón del siglo XIX, Enrique, se podría reinterpretar este 2023 gracias al acto de ingreso del escritor peruano Mario Vargas Llosa en la Academia Francesa. Cuando menos es lo que ha hecho otro Borbón, Juan Carlos, que ha dejado su jaula de oro en Abu Dabi y se ha plantado en la capital de Francia para acompañar al Nobel durante la ceremonia solemne, junto a su hija Cristina. Los dos en primera fila, haciendo el papel de Isabel Preysler y Tamara Falcó pero sin tanto estilo: uno, con el traje arrugado. La otra, con una americana con brilli brilli. En cuanto a la misa... bien, lo que ha ofrecido Vargas Llosa no era una homilía religiosa, pero sí un discurso eterno y soporífero como preludio de su ascensión al cielo de las letras francesas.
Aparte de la pareja royal, Mario ha estado arropado por su familia. Los hijos y su exmujer, Patricia, con la que está recuperando el tiempo perdido. La Llosa le ha perdonado, por enésima vez, sus infidelidades y humillaciones. Pelillos a la mar. Vargas y el Borbón son como dos gotas de agua: si Sofía de Grecia ha soportado una vida de desprecios, ¿qué no tendría que hacer Patricia, que además ha conseguido recuperar a su hombre? Ahora van por el mundo como una familia feliz, unida, inseparable. El teatrillo parece convincente, cuando menos a primera vista. Incluso la señora de 78 años ha sacado fuerzas para intentar zurrar a la prensa, que le mete el dedo en el ojo con el tema Preysler. Su bolso es una espada más poderosa que la que le han regalado a Mario como académico. Get physical. Qué miedo.
Últimos preparativos antes de la incorporación "sous la Coupole" #MVLL pic.twitter.com/EucpFVGN9l
— Morgana Vargas Llosa (@morganavll) February 9, 2023
La familia del escritor, Juan Carlos de Borbón y la infanta Cristina, la hinchada del peruano durante el acto solemne
A ver, que tantos excesos también pasan factura. 78 años son muchos años, el cuerpo no aguanta de la misma manera que con 60, 50 o 40. En algún momento tiene que descansar de perseguir a reporteros, de cenas y fotos de familia, de ir de aquí para allá intentando devolver a casa a la oveja descarriada. Lo que nadie se esperaba, sin embargo, es que decidiera cargar las pilas en el peor momento posible. Es decir, en pleno acto de coronación de su amado, durante lo que antes mencionábamos como un discurso eterno y soporífero. Patricia ha hecho que Mario sufriera un ridículo sideral, impropio, totalmente fuera de lugar. No hablamos por hablar. Tenemos una prueba irrefutable, pocos minutos después de que el peruano empezara su intervención en una sala que presentaba este aspecto.
Patricia Llosa durmiendo durante el discurso de Mario Vargas Llosa, ridículo sideral
4 minutos es lo que ha tardado Patricia Llosa en claudicar y echarse una cabezada ante todo el público y aquellos que seguían el acontecimiento en directo vía Youtube. 4 minutos es nuestra estimación, porque es lo que ha tardado la realización en ofrecer una imagen de familiares y amigos del escritor siguiendo sus doctas palabras. Dormida. Sobando. En otro mundo. Roque. Pajarito. Como un tronco. Hay mil formas y sinónimos para describir lo que hacía la señora, al lado de su hijo Álvaro. Qué escena. Ni los fieles más fieles de Vargas Llosa lo soportan cuando se pone intenso. Patrícia, KO. La imagen de la jornada.
La Preysler tronchándose de risa en Villa Meona. Este serial mejora por segundos.