Mariona Escoda ha demostrado ser la eterna preferida de los catalanes. La conocimos en la primera edición de Eufòria, donde nos conquistó actuación tras actuación hasta llegar a la gran final y proclamarse ganadora. Un título que la acompañará con prestigio para siempre después de que el programa prolongara con dos ediciones más. Jim ganó la segunda edición, en Lluís la tercera, sin embargo, a quien todo el mundo recuerda más es a Mariona, la grande victoriosa de la flamante primera edición que miró absolutamente a todo el mundo.
Después de su paso por Eufòria, Mariona Escoda se convirtió en un nombre que resonó con fuerza durante semanas con TV3 y más, tras convertirse con la presentadora de las campanadas del 2023 junto con Miki Núñez, quien ahora repite por tercera vez consecutiva y lo hace de nuevo con Laura Escanes. Al acabar el concurso y las campanadas, la de Valls continuó con su trayectoria profesional cantante la canción del verano, participando en el disco de la Marató de TV3, actuando en festivales y todo tipo de escenarios, formando parte del musical El Petit Príncep y, recientemente, volviendo a la cadena catalana por el concurso Zenit, donde, atención, también se ha proclamado ganadora, demostrando que, como su voz no hay ninguna más.
Sin embargo, aunque narramos su trayectoria como un camino de rosas, medallas de oro, y éxitos, no todo ha sido tan fácil y ligero, y así lo ha explicado la protagonista. La ganadora de la primera edición de Euforia, y ahora también de Zenit, ha sido la última invitada del programa Alta Definición de RAC1, donde ha explicado por primera vez, una de las épocas más complicadas de su relación con los escenarios. Y es que, después de ganar el programa y cantar en el Palau Sant Jordi, una de las primeras ofertas que le llegaron fue la de participar en el mítico musical del Petit Príncep, para interpretar al personaje de Rosa. Una oportunidad increíble que obviamente no rechazó, pero que, consecuentemente, le comportó a sufrir un pánico escénico que no había sentido nunca hasta entonces.
"El primer año del Pequeño Príncipe, cuando de repente me llaman, me piden hacer a Rosa, yo estaba encantada, pero me encontré con que aquella temporada sufrí el pánico escénico más bestia que he sufrido nunca. O sea, justo antes de salir a cantar la canción, taquicardias, salivando, casi ataques de ansiedad..." explica la artista catalana a los dos presentadores. Una situación que nunca había vivido hasta entonces, y que, a raíz de las primeras actuaciones, quiso solucionar. "Incluso acababa la canción temblando. Y pensé, ¡uh!, esto lo tenemos que trabajar!, por qué no puedo estar así... Por eso decidí pedir ayuda a mi profe de canto, que es experta también en trabajar todo eso, y me dijo, vale, pues mira que te está pasando, y evidentemente yo tenía un exceso de presión tan bestia..."
¿@rac1oficial ���� Qué hacer en caso de exceso de presión? ✨ La cantante y actriz @mariona.escoda interpreta a Rosa en @PetitPrincepBCN y detalla a l'#AltaDefinició de @yaelbrusca y @sergiferrerf ♬ original sound - RAC1 ����
Como buena profesional, Mariona Escoda supo poner remedio de esta forma "Visualizando, repitiéndote muchos mantras al final, y hay una frase que se me quedó clavada que me dijo mi profe, que fue, 'Mariona no estás operando a corazón abierto' y no pasa nada, y yo me preocupaba algo muy irracional que era, ¿y si se me rompe la voz, y si de repente tengo que parar porque hay un moco, y si de repente hago un gallo?" Parece mentira que la ganadora de un concurso de actuar sobre el escenario sufriera aquel miedo, de hecho, también le sorprende a Sergi Ferrer, periodista del programa, cuando le dice "No te ha pasado con 10 años de carrera ¿no?, quizás?" y Mariona responde: "Sí que ha pasado, pero sí que cuando pasa, no pasa nada" La carrera de Mariona Escoda es un ejemplo de perseverancia, constancia, esfuerzo y también superación. Cada reto siempre tiene que ser más atrevido que el anterior, y después de pasar por Euforia, el Palau Sant Jordi o presentar las campanadas, Mariona ha conseguido superarlos todos, ¡y con éxito!