El exdirector de 'La Vanguardia', Màrius Carol, está de gira por Sant Jordi. Presenta su último título, 'El camarote del Capitán', donde repasa su trayectoria al frente del veterano diario editado en Barcelona. La etapa que le tocó vivir no fue nada sencilla: el estallido del Procés le pilló de lleno. Un clima político y social que no gustaba al editor Javier Godó, claro, ni tampoco a Carol, que no ha sido nunca indepe. El diario pasó de la moderación a la distancia respecto del movimiento que reclamaba la República Catalana: poco a poco, pero con paso firme y decidido. Eso sí, siempre manteniendo las formas, ni que estuviera en los editoriales. Ahora bien, Màrius no comulgaba con el sentir de millones de catalanes y catalanas, como se podía escuchar en sus intervenciones en la tertulia política de Jordi Basté en RAC1. Sus referentes e ideales son muy diferentes. Y los ha podido desatar, en libertad y con tranquilidad, en la Cadena COPE de Carlos Herrera, uno de los guerrilleros del españolismo ultra contra Catalunya.
Carol ha complacido a Herrera con creces, revelando algunas de sus vivencias y opiniones en torno a la cuestión catalana. Ninguna, evidentemente, deja en buen lugar al independentismo: "La independencia es pegarte cabezazos contra la pared. Las empresas se marchan por culpa del independentismo màgico". Sobre la ciudadanía del país, su visión es muy particular: "la sociedad catalana está adormecida, pero hay esperanza. Hay batalla dentro del indepedentismo". La mejor noticia para él, claro, como miembro ilustre del sector contrario a la secesión de España. Él prefiere "hacer de vascos" y conformarse con las migajas que ofrece el centralismo de Madrid. La guinda del pastel, y que ha hecho salivar a Herrera, ha sido su ataque a TV3, la gran obsesión del unionismo (palabra que no le gusta, por cierto): "TV3 siempre ha sido una herramienta al servicio del nacionalismo, primero, y del independentismo después". Seguro que a los profesionales de Sant Joan Despí les ha hecho mucha gracia sentirse señalados en un medio tan moderado y poco hostil como la COPE.
Da la impresión que ir a Madrid y hablar de Catalunya desde la distancia produce un curioso efecto liberador. Especialmente si sientes interiormente que tus compatriotas son unos pobres ilusos engañados por un deseo de libertad.