El puente de diciembre, tan constitucional e inmaculado, nos dejó una performance españolista (afortunadamente, efímera) en Barcelona. La iluminación patriótica del edificio de capitanía general del ejército, un resplandor rojigualda que sorprendió a muchos ciudadanos y visitantes que paseaban por el Passeig de Colom. La imagen del palacio castrense convertido en una bandera española de piedra ha provocado una riada de reacciones de incredulidad, 'repelús' y cierto cachondeo en las redes sociales. Y no han sido pocos los personajes de relevancia mediática los que han expresado su opinión sobre 'el espectáculo' de luz y color nada nacionalista de los militares. Uno de ellos, un mago de las palabras como Màrius Serra, que la ha clavado.
"Fatxana". Ahora que acabamos el año y se hacen listas de los neologismos de 2019, quizás estamos a tiempo de incluir la palabra (juego de palabras, en castellano) entre las más célebres y esmeradas. No hay que buscar demasiado para encontrar otros ejemplos de "fachadas de ostentación patriótica españolista". Así, de primeras, nos viene a la cabeza la de Sevilla, un mosaico de banderas españolas que, curiosamente, formaban una senyera catalana gigantesca. La red ríe con el ingenio de Serra, y continúa atónita con el numerito de los militares, rechazado por muchos internautas.
El españolismo (armado, en este caso), envía su mensaje: como bien resume Toni Soler, "sólo para que no olvidemos quién manda". Lo que no quieren entender es que en Catalunya se decidió que el único que manda aquí es el pueblo. No les gustó. Y todos sabemos cuál fue su respuesta.