Finalmente los presagios, sondeos e incluso el olfato generalizado no han fallado. Isabel Díaz Ayuso y sus primos de VOX han arrasado en las elecciones de Madrid. El resultado es tan rotundo como preocupante: la capital del estado es profundamente facha y de derechas, y con eso han tenido bastante para votar de forma masiva a la indescriptible candidata del PP, autora de burradas inimaginables. Ayuso no sólo ha ganado, no. Es que ha conseguido el bote, el jackpot, el premio gordo de la tómbola: acabar con el enemigo número 1 de la derecha más de derechas, Pablo Iglesias. El ya exlíder de Podemos se va de la política tras unos resultados decepcionantes, aunque haya conseguido arañar 4 diputados más en la Asamblea. Sin embargo, es la última fuerza de la cámara, muy por detrás de Más Madrid, la escisión de su examigo y compañero Iñigo Errejón y que presentaba a Mónica García como cabeza de lista. Iglesias ha hecho lo contrario a lo que prometió si no ganaba las elecciones, marcharse a casa. Los últimos dos meses de Pablo serán estudiados en los libros de historia: de vicepresidente y ministro a la nada. El gozo de sus enemigos es orgiástico.
En Catalunya, claro está, los comicios de Madrid se han seguido con desconfianza, sí, pero también con interés fisgón. Las lecturas no tienen nada que ver con las de 'la meseta' ni con su virulencia, pero son imprescindibles y desgarradoras. Una de ellas es la del escritor Màrius Serra, conocidísimo por su maestría con los juegos de palabras. Especialista en jeroglíficos, ha encontrado el porqué del porrazo de la formación morada y de su gran líder carismático. No hay que buscar demasiado: el propio nombre del partido ya indicaba cuál sería su destino. Serra está sembrado, mordaz, incisivo. "Al final, Podemos era del verbo podar". La revelación refleja perfectamente la deriva y la trayectoria de los que un día gritaron bien fuerte aquello de "sí se puede". La realidad, los enemigos, su propia actuación y la proverbial equidistancia que practican cada día ha ido podando cada una de las ramas del árbol, hasta dejar un ejemplar esmirriado, triste y cada vez más irrelevante. La red se troncha de risa con el epitafio.
De las Monedero se fue del partido del 15-M hace mucho tiempo para no molestar. A Errejón le enseñaron la puerta de salida en plena guerra por el poder interno. Ahora Iglesias coge la puerta para no devolver después de tocar "el cielo" con aquello del 'gobierno más progresista de la historia'. Veremos si el 'bonsai' tiene salvación o acabará como su némesis: el naranjo de Albert Rivera y Inés Arrimadas, que ya no produce más frutas. Ni siquiera amargas. Nada.