Carles Prats y Marta Bosch son dos de los profesionales más queridos de TV3, tanto por los espectadores como por parte de sus compañeros. Imaginen si al respeto, cariño y admiración le sumamos casi treinta años de amistad. Es lo que pasa entre ellos dos. Buenos amigos desde que se conocieron en primero de carrera, cuando empezaron a estudiar en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Autónoma de Bellaterra en un ya lejano (cómo pasa el tiempo) 1993. Aquel septiembre, Bosch, de Vilassar, y Prats, de Barcelona, coincidieron en el aula estudiando periodismo en uno de los grupos de tarde. Y desde aquel primer momento, la química y la buena sintonía entre los dos fue más que evidente. Su talento, y su progresión, hicieron que el futuro profesional les deparara la oportunidad de ser compañeros de trabajo y trabajar juntos, no ya sólo en TV3, compartiendo pasillos o comedor a la hora de comer, sino que también en el mismo plató, el del Telenotícies Migdia, desde donde Marta sigue acercando la información deportiva y donde hasta hace unos meses, vemos cada día al bueno de Carles.
Después de mucho tiempo al frente de los TN Migdia, el excelente periodista decidió hacer un cambio de rumbo, un nuevo objetivo profesional, y "cambiar de aires", tal como él mismo reveló que sentía ganas de hacer. Ha pasado a hacer documentales y a elaborar reportajes de profundidad fuera de cámaras para el Sense ficció. Prats, que estuvo toda la crisis del coronavirus fuera de antena y volvió una vez pasada la punta de la crisis sanitaria, dejaba así el trasiego del informativo diario por un trabajo periodístico igualmente apasionante. Y desde hace unos días, lo vemos de enviado especial de TV3 en Ucrania, explicando todo lo que pasa en la maldita guerra iniciada por Vladimir Putin. El tiempo y los años han hecho que Prats se haya convertido, todavía más, en el profesional de la cabeza a los pies que ya se avistaba cuando era joven e iba a estudiar a la facultad. En eso no ha cambiado nada: aborda los trabajos que ha ido haciendo con la misma dedicación y rigor que cuando hacía prácticas o trabajos en la uni. Lo sabe su amiga Marta Bosch y los que tuvimos la suerte de tratarlo y conocerlo en aquellos años universitarios. Lo que sí ha cambiado, cómo le pasa a todo el mundo, es su look. Ahora, Prats lleva barba, pelo largo y gafas. Y este fin de semana los ha lucido en un encuentro nostálgico con amigos y compañeros de facultad, donde Marta Bosch no podía faltar, como ha dejado constancia con una imagen:
Imagen maravillosa al ritmo de la preciosa canción de Alphaville, Forever young, que cantaban lo que destaca la periodista: "I want to be forever young. Do you really want to live forever?". Quiero ser joven para siempre. Quizás Carles lo pensaba cuando tenía 18 años. Quizás en aquella época, cuando era joven, quería quedarse para siempre en aquella edad... O probablemente piense que la vida es bonita ir viviéndola y pasando por las diferentes etapas, si no, hacer siempre lo mismo sería muy aburrido... Pero lo que seguro que echa de menos, como todos nosotros, es aquella capacidad que teníamos de hacer fiestas eternas hasta que saliera el sol, aquella capacidad que teníamos de hacer que por mucha Xibeca o ron que ingiriéramos, al día siguiente estábamos como si nada. Y Marta ha colgado una foto en su Stories donde se ve a un Carles Prats exultante, a punto para una buena fiesta y sobre todo, joven, muy joven. ¿Ha cambiado mucho? Juzguen ustedes mismos...
Por cierto, quien hay en medio es otro periodista y persona excelente, Josep Maria Bunyol, a quien pueden disfrutar haciendo el programa de cine MementoiCat en iCatfm. Y quien está a la izquierda de la imagen señalando la botella de cerveza como si fuera el Santo Grial es servidor de ustedes. Cómo pasa el tiempo. Una imagen buenísima. Y quién sabe si dentro de muchos años, Carles tendrá una imagen como la que él mismo publicó hace unos meses en Instagram, con alguno de aquellos filtros para envejecer:
Sea como sea, la cara de buena persona la tenía, la tiene y la tendrá toda su vida. Un brindis por los tiempos pasados... Con Xibeca o con lo que haga falta.