Ya conocemos a mini-Molina, la versión diminuta de la imitación del Polònia y ahora al auténtico mini-Molina, el hijo del meteorólogo de TV3, Pol Molina. Como aprende a conducir en la autoescuela Urbano (no es un gag, es el nombre del dueño de la autoescuela) TV3 tuvo el acierto de presentárnoslo para el estreno de Matriculats. es como él cuando tenía pelo y con gafas.
El éxito del programa de aprender a conducir ha sorprendido a Triacom, la productora que se apunta un éxito de la nueva TV3. Hace meses que adelantamos que Vicent Sanchis no tiene dinero para contratar nuevos programas y las productoras han empezado a espabilarse: encontrando patrocinadores potentes que paguen el coste del programa. Así TV3 no paga o paga muy poco. Se requiere que el espacio sea low cost y este lo es: una cámara dentro del coche, otra que sigue la autoescuela y guionistas que den voz a Òscar Dalmau. Se ha hecho en pocas semanas, bueno, bonito y barato. El secreto es que quien paga y a quien veremos mucho es el RACC:
"Con la presencia del RACC", una de las empresas más potentes del país, dispuesta a poner mucho dinero en un programa de coches amable, simpático, documental pero en tono de comedia, como Cazadores de setas o Aeropuerto. Un acierto volver a recuperar el paladar del espectador de TV3 que no quiere sabores exóticos y adora los que ya conoce. Resultado: un espectacular 21,9% y 661 mil espectadores. Espacio más visto del día por encima de Masterchef (15%), La verdad (9,7%) o un reportaje de La Manada en Cuatro (4%).
Irónicamente el lunes sigue el programa de entrevistas Al cotxe! de Eloi Vila que se alza con un gran 10,7% y es todavía más barato: el coche no va con gasolina sino que es eléctrico. La entrevista a Pere Arquillué fue un buen gancho: "Cuando no conduzco yo, sufro". Arquillué no promocionaba el papel inverosímil que hace en Félix a Movistar sino Arte en el teatro. Competía con una serie en Telecinco todavía peor: La verdad, con señores poderosos yendo a la cama con dos prostitutas. Entre Pere Arquillué y Jon Kortajarena, difícil elección.
El mando a distancia a veces es un fastidio y a veces un arma para decidir: Esto es un espanto, cambio y que se hunda.