Desde que se supo su nombramiento, la figura del nuevo ministro de Cultura y Deportes, Màxim Huerta, acapara los comentarios por la sorpresa de su elección y por su procedencia televisiva al lado de Ana Rosa Quintana. Un pasado televisivo con incursiones en el mundo amarillo, con encontronazos con la que ahora es la reina de España y con la publicación de unos tuits de los que se arrepiente, pero que no piensa borrar porque "forman parte de mi pasado, de lo que soy".
Poco se sabe, sin embargo, que Huerta vivió un momento complicadísimo en el marco familiar. Ya se vio el intenso abrazo que le dio a su madre sólo jurar lealtad a su cargo en presencia del rey Felipe.
Ella lloraba desconsolada. Su padre, lamentablemente, murió el verano pasado. "Mí padre tiene alzhéimer y pequeños infartos que van minando su capacidad de movilidad", había escrito con anterioridad. Por eso, tanto antes como después de la muerte de su padre, el nuevo ministro se desvive por su madre, "todo lo que hago es por ella". Lógico. Una madre es una madre. Pero en su caso, esta devoción también tiene una dosis extra por una traumática experiencia que tuvieron que superar juntos.
Como él mismo escribía hace justo un mes, "La vida nos ha hecho pasar por muchos colores". Y muchas veces, el color negro de la desgracia. Como lo que pasó en el año 2011. El entonces colaborador de Ana Rosa estaba con el resto de compañeros en el plató del programa. AR y los tertulianos analizaban cómo había sido la salida del hospital del torero José Ortega Cano después del grave accidente de tráfico que acabó con la vida de una persona, Carlos Parra.
La sonrisa habitual del ahora ministro de Cultura se congeló, y Huerta no pudo reprimir las palabras: “Me espanta absolutamente la cantidad de cosas que se están comentado. Tengo tolerancia cero con el alcohol en la carretera porque un 31 de diciembre, en Nochevieja, mi padre no llegó a casa porque el alcohol provocó un accidente“, dijo el presentador ante la mirada sorprendida de sus compañeros. “El accidente no sólo afectó físicamente a la vida de mi padre, sino que afectó a la de mi madre y a la mía. No empatizo nada con el torero. Deseo que se recupere pero no puedo empatizar con esta historia. ¡No lo soporto!”, decía visiblemente emocionado. De hecho, él mismo publicaba hace dos años una imagen en su cuenta de Instagram donde se le veía al lado de sus padres, él en silla de ruedas.
Cuando murió, Huerta publicó este tuit:
Papá, descansa en paz.
— màximhuerta (@maximhuerta) Augusto 31, 2017
Y si existe el cielo, espero que esté lleno de todo lo que te gustaba. Te quedas en mi piel. Siempre.