Seguro que muchos de los que estén leyendo estas líneas están en estos momentos de vacaciones. Quizás otros todavía trabajan y todavía les quedan unos días o ya las han hecho. Sea como sea, muchos optarán por hacer las maletas, coger el bañador e ir a la playa. O al camping, como Biel Duran y sus problemas con un champú mentolado. Pero seguro que también hay muchos otros que optarán por quedarse en Barcelona, estén de vacaciones o no. Seguro que muchos quieren ir a comer o a cenar alguno de estos días a algún restaurante o tomar algo en alguna terracita. Pues que sepan que se pueden encontrar con algunas situaciones directamente esperpénticas en según qué locales. Y es que cada vez se está haciendo más difícil hacer realidad un sencillo deseo como es el de ir a tomar una cervecita tranquilamente a alguna terraza o comer alguna cosa en algún restaurante. Y no hablamos solo por lo llenas que están, y cómo a veces es más fácil encontrar una aguja en un pajar que una mesa vacía en Gracia, el Eixample o el centro. Por ejemplo, porque de un tiempo a esta parte se ha puesto de moda en muchos bares una costumbre aberrante que servidor de ustedes también ha sufrido y que ahora ha denunciado el periodista y codirector del Atrapa'm si pots de TV3, Patrick Urbano:

No es la única medida grotesca que han adoptado algunos establecimientos. La periodista Mayka Navarro también se ha hecho eco de otra decisión polémica recogida por Noelia Ramírez en el diario El País. Explica el citado medio que algunos "Locales de la calle Blai y del Eixample rechazan a clientes únicos en sus mesas". Se ve que la postpandemia y el retorno del turismo de masas han alterado las políticas de sentarse en la hostelería. Tanto, hasta el punto de que si vas solo a cenar, te dicen que te largues: "Eudald E. no imaginó que el pasado lunes volvería sin cenar a casa. Fue rechazado hasta en tres locales en los que había mesas libres. 'Simplemente quería sentarme en la primera terraza que pillase porque quería leer algo mientras cenaba al fresco'",, explica un testimonio. Excusas baratas de los restaurantes o directamente, "que la terraza solo era para grupos"... Manda huevos, que diría alguien.

Una medida que ha hecho estallar, con razón, a la periodista de La Vanguardia y habitual de El programa de Ana Rosa, Mayka Navarro, que lo ha resumido de la mejor y más explícita manera: "Pero qué mierda es esta". La red ha alucinado como ella:

¿Prohibido ir a cenar solos?... Ojalá algunos restaurantes se quedaran solos, entonces seguro que abrirían los brazos a cualquiera que quisiera ir.