Ha vivido el que es probablemente el peor año de su vida. Mayte García se casó con Santiago Cañizares, exportero del Valencia, en 2008. El matrimonio tuvo cuatro hijos. Tres de ellos, mellizos. Y entre estos, el pequeño Santi. El niño murió en marzo, después de un año y medio de lucha contra un cáncer terrible, con tan sólo cinco años. Y ahora la madre ha querido hacer público su relato, hablando de la enfermedad de su hijo en televisión.
En una entrevista chocante en el canal Trece, Mayte García recuerda los últimos días de vida de su hijo, y da una lección de vida hablando de todo lo que ha aprendido tras la enfermedad de Santi. El relato de la madre sobre cómo descubrieron que el niño estaba enfermo produce escalofríos: “Me llamaron porque se estaban llevando al niño al quirófano. Le habían dado dos infartos cerebrales. Nos dijeron que se estaba muriendo. Entré en shock”. Los médicos le salvaron la vida, pero durante la cirugía le encontraron un tumor cerebral, que se había extendido por el resto de la cabeza y por la médula.
A partir de aquel momento, Mayte García y Santiago Cañizares empezaron una lucha diaria por salvar la vida de su hijo. A pesar de confesar que estaban totalmente aterrados, hicieron de tripas corazón y el pequeño Santi nunca los vio tristes: “Nunca vio a nadie llorar. Todo era felicidad y risas, y siempre tuvimos la esperanza de que saliera adelante”.
Pero después de meses de tratamiento y cuando parecía que se recuperaba, otro golpe durísimo hundió a la familia. Los médicos les explicaron que el cáncer seguía reproduciéndose por todo el cuerpo y que ya no había nada que hacer. “Solo le pedía a Dios que me lo dejara, que no se lo llevara”. Desde aquel instante, cada día que pasaban con el niño, un regalo de la vida.
“Ves tanto sufrimiento en tu hijo que no quieres que sufra más, pero a la vez no te quieres despedir de él porque sabes que no le vas a volver a ver en tu vida”. El dilema de unos padres que no pueden soportar que su hijo muera, pero que tampoco quieren que siga sufriendo. Y por mucho que fuera difícil, al final acabó aceptando la pérdida, y habló con el niño, por última vez en su vida: “Santi, busca la luz. Mamá ya está preparada. Quiero que te vayas tranquilo”.
De la enfermedad y la muerte de Santi, la madre se queda con algunas lecciones. Se considera afortunada. Ha sido por su hijo que ha entendido la esencia de la vida, dice. Y nunca le estará suficientemente agradecida: “Siento que él me eligió como madre y no podia fracasarle. Ni a día de hoy me puedo permitir estar un día triste, porque si él no lo estuvo nunca, ¿cómo voy a perder la sonrisa que él me enseñó a mantener aun en los peores momentos?”.