Meg Ryan tenía la sonrisa más expresiva de Hollywood. Durante los años 90 era "la novia de América", rubia, ojos azules, alocada y muy romántica. Encasillada en el mismo papel pero efectiva. Como una Jennifer Aniston pero mayor y cada vez más (mal) operada. Empalmó películas de éxito, todo comedias románticas. Del mítico orgasmo fingido en la mesa del bar de Billy Crystal en Cuando Harry encontró a Sally a filmes muy recordados como Algo para recordar, Tienes un e-mail, Cuando un hombre ama a una mujer, City of angels o French kiss. Todas parecen la misma película. Meg Ryan se debió aburrir de ver siempre igual y decidió yendo haciéndose retoques en la cara. Ahora, a los 61 años vive apartada del cine. Relegada a TV movies, telefilmes de bajo coste, serie B de Antena 3 por la tarde que se paga ella misma. Dramático. Su cara es un poema, en el sentido literal:

MEG RYAN ANTES

Meg Ryan Instagram
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MEG RYAN AHORA

Meg Ryan 2022 GTRES
Meg Ryan 2022 GTRES

Meg Ryan es ahora una mezcla de Nicole Kidman y Goldie Hawn. Le ha quedado el rictus de todas las actrices demasiado operadas. La sonrisa más auténtica de América es ahora una mueca de película de terror, a medio camino entre el Joker y Teresa Berengueras. No hay derecho. Los fans no se lo merecen. No todas las actrices saben envejecer como Meryl Streep o Glenn Close. Las hay que nacen estrellas y otras nacen estrelladas. Meg Ryan tienes un e-mail, de tu cirujano. Que te toca revisión, y pincharte más bótox.

Meg Ryan operada GTRES
Meg Ryan operada GTRES

Una lástima. Siempre nos quedarán Jodie Foster o Emma Thompson, de la misma quinta pero naturales, con la cara donde toca a los 60 años. La manía de actores y actrices de retocarse su herramienta de trabajo es una lacra. La pandemia era eso.

Su obsesión tiene un nombre: Overfill syndrome

Meg Ryan experimentó mucho con los procedimientos estéticos, en tal punto que cirujanos expertos indicaron que la actriz podría estar sufriendo de una dependencia por las cirugías. Tal parece que, a causa de la presión de Hollywood, la actriz empezó a sufrir de un trastorno conocido como "overfill syndrome", una patología que se desarrolla a causa del abuso de sustancias de retoques estéticos. Generalmente pasa por infiltrar una cantidad exagerada de ácido hialurónico y otras sustancias de relleno. También puede suceder cuando se inyectan estos rellenos en los pómulos y en las zonas mediales de la cara. Un ejemplo de las que han acabado arrepentidas en público es Courteney Cox:

Comparativa Courteney cox
Comparativa Courteney Cox

Pómulos, frente, labios, boca, ojos, mentón... Parece un personaje de Cats a quien no hay que caracterizar. No os toquéis la cara, actrices y actores. Una de las razones más frecuentes de la aparición de este trastorno es porque el ácido hialurónico, cuando se infiltra en exceso, tiene un efecto estimulante en la producción de grasa en la cara, lo cual crea un aspecto de cara de ardilla. Varios especialistas han estudiado el caso de Ryan y han afirmado que la actriz sufre de una especie de "dismorfofobia", o lo que es igual a una alteración de la percepción personal, una cosa parecida a otros trastornos mentales como la anorexia. Meg no conseguía ver su belleza natural y necesitaba una infinidad de procedimientos estéticos para mejorar su distorsionada apariencia. El pez se muerde la cola.