Queda poco para las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. El próximo martes 5 de noviembre sabremos si Donald Trump o Kamala Harris, con la candidata demócrata avanzando al republicano después de las últimas encuestas. Veremos si se hacen buenos los pronósticos o no. De momento, la campaña sigue con las habituales presencias esperpénticas de Trump, hablando de haitianos que se comen las mascotas de Springfield, que si Kamala es negra o no y barbaridades de este estilo. Veremos qué votan los norteamericanos y si tendremos a este tipo grotesco en la presidencia de los Estados Unidos, o si veremos a la primera mujer presidenta de aquel país en toda la historia.
De momento, quien ha sacado la cabeza en esta campaña para anunciar su libro de memorias, que se publicará en octubre, ha sido la exprimera dama norteamericana, Melania Trump, que a sus 54 años espera volver a ser la mujer del presidente de los Estados Unidos. Hasta que no lleguen las elecciones, ha publicado un vídeo en la red X de Elon Musk, el amiguito de su marido, para promocionar el libro.
Y sin duda, lo que ha llamado más la atención es la defensa de las fotos que se hizo hace tiempo donde salía sin ropa, cuando era modelo, y de las cuales se siente muy orgullosa: "Tendríamos que honrar nuestros cuerpos y abrazar la tradición atemporal de usar el arte como un medio poderoso de autoexpresión. ¿Es que ya no podemos apreciar la belleza del cuerpo humano? A lo largo de la historia, los grandes artistas han reverenciado la forma humana, evocando profundas emociones y admiración".
Hace referencias a las imágenes que hace un tiempo publicó una revista francesa, 'Max', en los años 90, en una sesión de fotos que se hizo en Manhattan el año 1995, y que recogió un diario norteamericano. "Era una foto para una revista europea antes de conocerla. Y en Europa, este tipo de imágenes estaban de moda y eran comunes", dijo Trump sobre la que ahora es su mujer, que entonces tenía solo 25 años. La modelo esloveno era conocida por su nombre profesional Melania K (de Melania Knauss), y posó para el fotógrafo francés De Basse-ville. "Melània estuvo genial, tenía una personalidad fantástica y fue muy amable conmigo", recordó, asegurando que la exmodelo no se sintió nunca incómoda estando desnuda. Después llegaría otra sesión con otra modelo, Emma Erikson.